Capítulo 7.

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Sería interesante decir que pese al mal inicio en la Academia Dissander las cosas en los siguientes días habían mejorado para Sung Kyu, pero no sería más que una mentira. El joven amnésico seguía pasándola realmente mal en las clases, no importaba cuanto se esforzara en entender, no lo conseguía. No recordaba y eso le ponía en desventaja.

Sus compañeros, ignorantes de su situación, empezaron a creer que era un bruto en potencia y que sólo estaba ahí por su dinero. Parecía ser que el abuelo Kim o "el viejo Kim" era conocido entre todos esos chicos pijos. Claro que la mayoría sólo murmuraba cosas. Nadie había sido capaz de ir y decirle las cosas de frente. Y, salvo Dong Woo, Sung Kyu no tenía amigos pese a las tres semanas transcurridas desde el inicio de clases.

¿Y Nam Woo Hyun?

Le evitaba. No había vuelto a castigarle, pero tampoco le hablaba, aún si a veces Sung Kyu le había sorprendido mirándole fijo. Y la sensación de que se conocían le golpeaba cruelmente en las sienes.

—Oye, Sung Kyu.

Le sacó de sus pensamientos la voz de Dong Woo. Ambos se hallaban en la biblioteca, investigando para un trabajo. Dong Woo se había quejado más de una vez de la falta de internet en aquel sitio, pero la mayoría de los alumnos parecían llevarla bastante bien. Y Sung Kyu podía incluirse fácilmente entre ellos. Desde que despertara del coma nunca había entendido esos chismes tecnológicos.

—¿Mmm?

—Deberíamos ir a almorzar. Min Ho nos invitó y...

—Olvidalo —siseó Sung Kyu sin mirarle, oculto tras un pesado volumen de biología.

—Ah. Como quieras.

El chico Jang se fue, dejándole solo. Si Woo Hyun le evitaba a él desde aquella vez, Sung Kyu evitaba a su vez a Min Ho. No era como si pudiese confiar en alguien que espiaba conversaciones ajenas. Y además Choi Min Ho le daba mala espina. No era algo que pudiera explicar ni definir con palabras, pero sabía que era molesto. Y dada su incapacidad de recordar y la terquedad de los que si sabían en decirle algo... pues Sung Kyu había tenido que desistir y ser como el resto, un alumno más. Sólo que ya sabía que no era así. Él no era como ellos. Era diferente. Porque ni siquiera sabía quién era. Y eso, en definitiva, le deprimía.

Sung Kyu cerró el libro y suspiro. Debería volver al dormitorio, aprovechando la ausencia de Dong Woo y ducharse antes que él, así este volvería y le hallaría ya dormido. Sung Kyu evitaba a Min Ho, pero no había podido hacerlo con su compañero de habitación, ese chico no entendía indirectas. Y en honor a la verdad era que Sung Kyu no confiaba en él.

—¿Es que tu capacidad mental es tan limitada que no puedes entender algo tan simple?

Se escuchó entonces una voz en el pasillo, fuera de la biblioteca. El joven bibliotecario levantó la mirada, frunciendo el ceño. Y los cuchicheos no tardaron nada en hacerse presentes. Sung Kyu miró hacia la puerta cerrada. Había reconocido la voz.

Myung Soo.

¿A quién era que...? Y lo escuchó.

—No es así.

Sung Jong.

—¿Qué no? Tu animal no entiende, pero parece que tú tampoco —la voz del prefecto era terriblemente fría—. Hay gente aquí que detesta a los animales. ¿No puedes entender que debes dejarlo en tu habitación?

—¡Está permitido tenerlos!

—¿Me has respondido, niño?

—¡Eres demasiado intolerante!

—Se acabó. Pasarás el resto del día en el aula de castigo.

Eso no pintaba nada bien. E incluso Sung Kyu lo sabía. Tomó sus cosas con rapidez y abandonó la biblioteca, encontrándose con Myung Soo sujetando a Sung Jong del brazo, tan fuerte que era posible ver como los dedos del prefecto se hundían en la fina tela del uniforme. A los pies de ambos se encontraba Tippy, maullando inútilmente a su amo.

Academia Dissander Where stories live. Discover now