Capítulo 28.

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No tenía duda alguna de que si aún continuase en las tinieblas de la ignorancia no habría sabido como actuar, sin embargo ya no era así. Él era Kim Sung Kyu, el joven Maestro. Y supo que tenia que darse prisa. Si Dong Woo realmente...

Echó a correr hacia el vestíbulo, con Woo Hyun y Myung Soo detrás de él.
Lo había recordado todo. Jong Hyun era el asesino y Ji Soo era su media hermana. ¿Y él? Recordaba su relación con Woo Hyun, su falsedad... Recordaba a Hee Chul y a Sung Jong, cada relación insana que había tenido a lo largo de su vida.

Se toparon con Sung Jong y Sung Yeol en el vestíbulo, ambos en pijama y bajando las escaleras.

—¿Que ha ocurrido? —inquirió su hermano, obligando a Sung Kyu a detenerse y mirarle.

Y sus sentimientos por el menor afloraron en su pecho, ese anhelo, ese deseo por protegerlo... Pero eso era todo. De alguna forma el amor que su hermano le inspiraba había cambiado. Le bastó una mirada al rubio a su lado para entender el porque. Su corazón ya había sido entregado a alguien más.

—El asesino... —empezó Myung Soo, pero Sung Kyu le interrumpió, sin demasiado tiempo para explicaciones.

—Jong Hyun ha atacado a Dong Woo. Nos dirigimos ahora a los jardines.

Los ojos de Sung Jong se abrieron como platos debido a la sorpresa, a la comprensión, porque el menor había entendido que Sung Kyu lo había recordado todo.

—¿Qué? ¿Jong Hyun?

Woo Hyun intentó tomarle del brazo, sin embargo Sung Kyu le apartó con firmeza.

—Ya hablaremos después de esto. Ahora tengo que ver a Dong Woo.

Y volvió a echar a correr, escuchando a los demás seguirle. Bueno, estaba acostumbrado a ello. El Sung Kyu de antes siempre fue un líder, los demás se juntaban a su alrededor para escucharle, para adorarle... ¿Que tanto de ese Sung Kyu quedaba en él? Mucho, la base misma de quien era le pertenecía a él, aun si podía sentir todo a su alrededor tan diferente...

Las luces le indicaron el camino. No tardando nada en llegar donde Ho Won y Mi Joo le aguardaban, ambos lucían nerviosos. Y unos pocos metros más adelante estaba Ji Soo, de rodillas, con un arma de fuego junto a ella. Sung Kyu la miró al pasar, pero no sentía por ella más compasión de la que sentía por Jong Hyun. Aquel que dejaba que atacasen a los suyos no merecía pararse enfrente suyo.

Un poco más adelante adivinó el bulto ensangrentado que era Jang Dong Woo, su amigo de infancia, el chico distraído y alegre que siempre estuvo dispuesto a hacer cualquier cosa que Sung Kyu le pidiera. Min Ho estaba a su lado, revisandole con mucho cuidado. Se volvió en cuanto escuchó sus pasos.

—Está vivo —anunció —su pulso es débil, pero vive.

—Bien. Llevemoslo adentro.

—Es inútil, Sung Kyu —interrumpió la voz de Hee Chul, llegando desde un punto detrás de Woo Hyun y Myung Soo —el chico está muerto.

—¿Eres sordo o simplemente idiota, Hee Chul? —replicó Sung Kyu—. Dino sigue vivo.

Pero Hee Chul se acercó velozmente hasta él, sacando una linterna de su bolsillo para iluminar el rostro ensangrentado e inconsciente de Dong Woo, tenía muchas heridas en él, pero no fue esto lo que Hee Chul le mostró, sino lo que había en su hombro. La mordida.

—Para el Gremio está muerto.

—¿Quién eres tú para decidir tal cosa?

Hee Chul ladeó la cabeza, mirando a Sung Kyu directamente a los ojos a la vez que una sonrisa divertida aparecía en su rostro.

Academia Dissander Where stories live. Discover now