CAPÍTULO 45

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Suspiro y me levanto súbitamente del sofá en el que me encuentro. Cassey me mira con una extraña sonrisa que parece la de una madre orgullosa.

--- Iré --- Sentencio. No quiero arrepentirme toda la vida por no ser capaz de hace esto. Cassey sigue con su expresión de satisfacción mientras yo me dirijo con decisión hacia la puerta, camino por el pasillo, y repentinamente siento mi valentía desvanecerse como niebla. Me detengo abruptamente y decido volver a la habitación.

Soy una cobarde. No he sido capaz.

La cara de Cassey es de decepción total cuando me ve entrar de nuevo a la habitación.

--- Oh, Amie --- Susurra --- ¿Que olvidaste?

--- No he olvidado nada. --- Susurro --- Es casi medianoche, ya debe estar durmiendo.

Cassey entrecierra los ojos en mi dirección mientras me ve con reprobación.

--- Ve --- Ordena Cassey mientras se levanta de la cama para empujarme fuera de la habitación. Entonces, cierra la puerta en mi cara dejándome de pie ridículamente en el pasillo. Respiro profundamente alejándome de la puerta mientras me armo de valor. Doy un paso, luego otro y poco después me encuentro caminando, acercándome cada vez mas a la habitación mientras siento que mis piernas dejaran de sostenerme en cualquier momento.
Sintiendo un incipiente temblor en mis manos, me detengo frente a la estática puerta de madera intentando no pensar demasiado. Intentando dejar de ser tan racional por una vez en mi vida. En mi primer intento por golpear la puerta, fracaso estrepitosamente. Nunca en mi vida me había sentido tan aterrada por el simple hecho de tocar una puerta; pero sé que no es la puerta lo que me produce miedo, es la persona que se encuentra del otro lado de esta. De hecho, ni siquiera es él quien me produce terror, si no su inminente rechazo.
Una vez más, respiro intentando armarme de valor y antes que sea capaz de arrepentirme una vez más, consigo golpear tres veces la madera de la puerta. Tres golpes secos que interrumpen el silencio y retumban en mi cabeza acrecentando la sensación de pavor.
Pasan algunos segundos y no hay respuesta desde adentro, así que por un lado, siento decepción y por el otro, alivio. Sin embargo, cuando estoy a punto de volver a la habitación, escucho el sonido de pasos desde adentro y siento mi corazón latiendo desbocado en mi garganta, mientras una sensación densa se asienta en mi estómago. Respiro profundamente tratando de contener el aire en mis pulmones, y también luchando contra la parte cobarde de mi misma que me dice que debo correr de vuelta a la habitación antes de que me vea, antes de que yo sea capaz de verlo a él. Entonces, él aparece en la puerta antes de que yo sea capaz de hacer cualquier movimiento, dejándome completamente incapaz de tener un sólo pensamiento coherente.

Su cabello medianamente corto se encuentra revuelto y tiene una expresión cansada en el rostro que me hace pensar que dormía, lo cual hace que me sienta profundamente avergonzada. Tampoco me pasa por alto que sólo lleva sus pantalones de pijama y tiene el torso desnudo, lo que hace que mi vista se centre, más tiempo del debido, en los dibujos de tinta que resaltan en la palidez de su piel.
Abrumada, vuelvo mi vista a su rostro que tiene una expresión genuina de sorpresa, casi completamente camuflada con una mirada gélida. El momento se hace por de más, incómodo, pues ninguno de los dos pronuncia una sola palabra. Nos limitamos a mirarnos a los ojos, aunque a mi claramente me cuesta más que a él hecho de sostenerle la mirada.

--- Tengo que hablar contigo ---Murmuro al fin, intentando controlar el temblor de mi voz.

--- Podemos hablar mañana o quizá otro día. Es muy tarde --- Habla fríamente mientras intenta cerrar la puerta. Entonces, empiezo a pensar en que me está dando la oportunidad perfecta para dejar de insistir. Pero también me planteo que si no digo lo que quiero decir, me voy a arrepentir, sin embargo, ahora me estoy exponiendo a dejar mi dignidad aquí.

CONTRATO MATRIMONIAL• |H.S| (Editando)Where stories live. Discover now