CAPÍTULO 56

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Después de haber visto a Aimie y de haber intentado hablar con ella, sin éxito alguno, me encuentro conduciendo de vuelta a casa sintiendo la ira burbujear en mi torrente sanguíneo.
El hecho de ver a Dylan O'brien junto a Aimie no ayudo demasiado, ni tampoco el hecho de que me impidiera hablar con ella. No sé quien demonios se cree, pero tengo bastante claro que ha sido un verdadero dolor de cabeza desde el momento en que apareció, metiéndose como un intruso en la vida de Aimie y de mi hijo.

Justo cuando todo estaba comenzando a mejorar, apareció un nuevo problema alrededor.

Como si hiciera falta uno nuevo.
Y enorme. Un problema del que no me habría dado cuenta de no haber sido porque Gemma apareció repentinamente en mi oficina y arrojó la revista sobre mi escritorio dándome una mirada interrogante.

–– ¿Cómo es que yo no estaba enterada de esto? –– Soltó con un pronunciado ceño fruncido, con una mano en su espalda y la otra en su enorme vientre.

Leí la noticia, el artículo que hablaba sobre mi.
Pude haber reído con ironía en ese momento, porque, paradójicamente, en mi cabeza se repetía la misma pregunta que mi hermana me hizo en ese momento, cuando irrumpió en mi lugar de trabajo.

–– ¿De donde sacaste esto?

–– Está en todas las revistas –– Vociferó –– ¿Cuando pensabas decírmelo?

Fue cuestión de horas de paciencia intentar explicarle que yo no tenía ni la menor idea de qué estaba sucediendo y porque una noticia de semejante calibre estaba en la página social de las revistas.

De hecho, últimamente ni siquiera he estado seguro de querer seguir con esta relación, porque desde hace algún tiempo ambos sabemos que nada marcha bien.
Ella me ha dicho que esta segura de poder arreglarlo.
Yo, pienso que no hay anda que reparar, sin embargo, no se lo he dicho. He callado como cada vez que ella habla sobre el futuro.
Elaine ha sido comprensiva, más allá de lo que lo habría sido yo en una situación parecida y supongo que por eso no ha sido fácil conseguir alejarme.

Si me hubiesen dicho hace años atrás que sería Aimie Parker quien me haría dudar de comprometerme con una mujer que en aquel tiempo me hubiese parecido perfecta, me habría reído descaradamente en la cara de esa persona. Me hubiese parecido completamente absurdo ... Sin embargo ahora me encuentro en esta situación patética, sintiéndome como un completo imbécil después de haber visto sus ojos llenos de lágrimas pidiéndome que me marchara. Sintiéndome como un maldito idiota porque no he sido capaz de ser claro y me he comportado como un cobarde. Porque, en realidad, ella tiene razones para no querer escucharme, no obstante me siento en la obligación de insistir porque no puedo imaginar como sería si tan solo las cosas fueran de la forma en la que ella cree que son.

<<Cada vez que quieras venir a ver a Ed yo estaré aquí para abrir la puerta. El resto del tiempo podemos hacer de cuenta que no existo.>>

Casi puedo escuchar su voz diciéndome las palabras que me dijo la noche en la que la busqué. No puedo ni quiero imaginar una vida en la que llegue a casa sólo para ver a mi hijo y ambos pretendamos que él es lo unico que nos une. En la que intentemos fingir que no ha pasado nada entre nosotros y que nada sucede.
En la que ambos pretendamos que no sentimos nada el uno por el otro cuando sus ojos me lo dicen a gritos cada vez que me mira, incluso cuando se empeña en mantenerme lejos de ella. Lo sé a la perfección porque yo me siento de la misma forma y quizá, probablemente, estoy mucho peor.
Parece que Aimie ni siquiera es medianamente consciente de que, para mi, es completamente imposible ignorar su existencia cuando la tengo alrededor.
No cuando lo que siento es tan fuerte.

CONTRATO MATRIMONIAL• |H.S| (Editando)Where stories live. Discover now