CAPITULO CUARENTA Y DOS

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—Miranda por dios, es nuestro padre. -Diana le dice con ternura. Tenía que hacer algo para que ella lo perdonara. Sabía lo rencorosa que podía llegar a ser.

—A el se le olvido por ¡28 años! 28 malditos años ¿dónde estuvo cuando más lo necesite? cuando murió mi madre y me quedé sola; porque el hombre que estaba en mi casa nunca me vio como hija.
Me veía como una carga siempre cuestionando mis gastos ¿porque tienes que comer tanto Miranda? ¿porque tienes que comprarte ropa? ¿otros zapatos Miranda? ¿porque necesitas tanto material para tus estudios?
¿dónde estuvo cuando yo más lo necesitaba? -le señalaba con la voz rota —Yo te diré dónde: Estaba en su maldita mansión forrado en billetes disfrutando con su amante en turno -le escupe en la cara con veneno
—¿Dónde estaba cuando tú lo necesitaste Diana? Cuando tú te quedaste sola después del accidente dónde murio tú padre ¿Dónde estaba cuando Sandra lo necesito? Sandra que de la noche a la mañana se tuvo que hacer cargo de dos niños ¿donde estaba  para ayudarla? Mira que se tardó tiempo recordar que tenía dos hijas... ¡dos hijas! No Diana, lo que me pides es imposible a ese señor no lo puedo ver como padre. Lamentó que esté muriendo, pero no me puedo obligar a sentir algo más por él porque a final de cuentas él es un desconocido para mí... solamente eso.

—Lo sé Miranda, pero también sé que él esta arrepentido. Nosotras no somos quien para juzgarlo. Las cosas pasaron y ya. No puedes llenar tu corazón de odio y rencor. Liberate y perdonalo. Hazlo por mi ¿si? -junta sus manos en forma de plegaria

—Eres tan exasperante. Esta bien iré a verlo. Pero.. -le señala antes de que ella empiece a brincar como loca por todo el lugar —Iré a mi paso, no quiero que me presiones. ¿Esta bien?

—Sí hermanita. -se acerca a ella en un efusivo abrazo. —Oye retomando el tema.. -se aleja lo suficiente para poderla ver a los ojos. —¿Que vas hacer?

—¿Con que? -hace un ademán con sus manos pidiéndole una explicación.

—Con Alejandro. Tonta -pone los ojos en blanco. Ella encontraría una solución a todo ese embrollo.

—No hay nada por hacer. Él tiene su vida y yo la mía. -se aleja de Diana para acomodarse en el sofá.

—Ah ya veo -contesta con tristeza lo que llama la atención de Miranda. —¡No lo amas! Nunca lo amaste lo suficiente.

Miranda se queda de piedra al escuchar tan terrible acusación, poco a poco sale de ese estado para llenarse de cólera.

—¿¡Qué no lo amé!? ¿Qué no lo amo? ¿Que clase de estupidez es esa? -se sentía molesta y ofendida, dios estaba de testigo de su amor por ese hombre.

—Sí, es tan obvio. -mira su manicura perfecta, desviando su atención de Miranda.

—¿Así? Bueno si según tú es tan obvio no te molestará explicarme. -estaba molesta como se le ocurría decirle eso, ¿quien era ella para juzgarla?

—No lo amas, por que... uno lucha por las cosas que quiere por las personas que ama y a lo visto tú has demostrado que no lo amás, no luchaste lo suficiente por él, lo dejaste ir tan fácilmente.

—Tú no sabes nada -se defiende Miranda. —Me estas juzgando ¿por que?

—Por que conociendo la mujer que eres no puedo creer la falta de valor en ti.

—No, no... No fue falta de valor... ¿No entiendes que lo nuestro no es posible? -la ve directamente a los ojos con las lágrimas asomándose de ellos.

—No, disculpame pero es que no lo entiendo ¿Por que?... Por que dejas que tu felicidad se vaya de tus manos.

—Nunca deje de luchar.. Lo nuestro es imposible. -de un trago se termina el tequila, el líquido caliente ayuda a su garganta a tragar el nudo que no la dejaba en paz.

—¿Eres Feliz? -Diana le pregunta y aunque ya sabia la respuesta quería escucharla salir de sus labios. Eso le ayudaría a dar su siguiente paso.

—¿Feliz? ¿Que es la felicidad Diana? Momentos, destellos...

—Ay Miranda, dejate de estupideces sin sentido y contesta a mi pregunta ¿Eres Feliz? Si o no.

Miranda se tensa al escucharla de esa forma, muy pocas ocasiones hablaba así y cuando lo hacia no era buen presagio

—¡NO! No lo soy... -le grita en su confesión —Nunca lo seré.. Por que una parte de mi se quedó con él.. -hace una pausa mientras hace un esfuerzo sobre humano para no estallar en lágrimas —Pero tampoco es justo que pause mi vida mientras él hace su vida... No es justo. Ya nació su bebé ¿cierto? ¿se parece a él?

—Sí, se llama Sara. No se parece en nada a él, Pero no cambiemos de tema Miranda, Alejandro tampoco es feliz.. Ninguno de lo dos son felices... Se le nota en su mirada en su día a día.  Él estaba dispuesto a venir conmigo, quería verte. Pero no lo deje

—¿Qué? -se pone en pie alterada por la noticia. Camina de un lado a otro desesperada. —¿Por que no lo dejaste? -se detiene para verla.

—No quería que... Lo siento no creí que fuera prudente. Quería hablar contigo antes, ver si esto tenia remedio. -Diana se disculpa juntando sus manos en frente de ella.

—No, lo que tú querías es el trabajo de cupido ¿cierto? En esto no nos puedes ayudar. Esto es solo entre Alejandro y yo. -pasa su mano por su mejilla secando sus lágrimas con rabia. En esos momentos el estuviera ahí con ella, pero Diana se lo había impedido.

—Parece todo lo contrario Miranda, ustedes son un par de idiotas que se aman pero prefieren estar separados. Así que no me vengas con tus boberías, no me quieras culpar por tus miedos. -si pensaba que Diana se iba a doblegar se equivocaba ella estaba ahí para ayudarlos no para cargar con las culpas se esos dos. Además ella había hecho lo mismo. Se había metido en su relación para ayudara a no perder a Draco. Esta era una forma de agradecerle. —Estoy completamente segura que en mi lugar hubieras o harías lo mismo.

—Esto es diferente yo... No puedo meterme en esa relación. Aunque debería, debería ir con esa estúpida y reclamar lo que por ley me pertenece. -muerde su labio hasta hacerse sangre, solo el hecho de recordar las imágenes se ellos dos en la cama la enfurecía.

—Hey, Cristina es una buena mujer -en cuanto las palabras salieron de  su boca se arrepintió pero ya era demasiado tarde, salieron como navajas impactando en el pecho se su hermana.

—¿¡BUENA MUJER DICES!? -le cuestiona con sus ojos encendidos de rabia, sentía que en cualquier momento le saldría espuma oír la boca —Esa tiene de buena lo que yo tengo de virgen... -dibuja na sonrisa torcida —Esa mujer no merece mis respetos. Ninguna mujer que se mete con un hombre comprometido es de respeto. El estaba conmigo... Vivíamos juntos y ella se interpuso. Dusculpame pero solo se crece una sola palabra ella es una maldita zorra.

—¿Y se lo vas a dejar así de fácil? O ¿la gatita sacara las uñas?  -la reta levantando su perfecta ceja.

—No puedo Diana -Diana saca un bufido de frustración. —No me agrada mucho eso del  incesto, digamos que no es lo mío.

Diana la ve sin parpadear con la boca abierta en un a perfecta O.
Ya entendía todo.. Ahora entendía por que se comportaba así ella creía que Alejandro y Ella eran hermanos.

—Espera un momento Miranda.. -se levanta de su lugar para tomarla por las manos,  hace un ademán para que se siente. —¿Por que dices eso? -tranquilamente le pregunta, tenia que ir con cuidado para no asustarla con lo que le tenía que decir.

—¿Sabes como se le llama cuando dos hermanos mantienen relaciones sexuales? -Diana no le contesta a lo que Miranda trata de explicarle. —Se le llama Incesto cuando tienes relaciones sexuales con un familiar, tú padre o hermano -le señala el punto, pero ella la ve como si le hablara en chino o en otro idioma. —Al ser hermanas tú y yo, eso convierte a Alejandro en mi medio hermano ¿no?

—No, tú y yo somos medias hermanas, además hay algo que no sabes...-toma sus manos sonriendo de oreja a oreja al darse cuenta que esto le cambiaraía la vida a sus hermanos —Alejandro y yo no somos hermanos...

CHAN CHAN CHAN CHAAANNN
¿QUE LES PARECIO?
POR FIN LA VERDAD ESTA SALIENDO A LA LUZ..
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MUCHAS GRACIAS POR LEER
CON MUCHO CARIÑO
ANNY💋💋

Más allá de tu MiradaWhere stories live. Discover now