CAPÍTULO 51

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Estaba sentada en la esquina de frente y más arreglada que si fuera un viernes.
Sin ninguna cita hecha previamente, sólo con la plena intuición de verte.
Mis ojos no paran de mirar y mirar, el obscuro pedernal de las ideas... -Miranda cantaba la canción favorita de Sarah mientras la peinaba con los dedos como lo hacia su madre, esos eran los únicos recuerdos que tenía de ella... los únicos recuerdos que su padre no le quito al vender todo y cada uno de los objetos personales de su madre.
Increíblemente a la pequeña le gustaba las canciones de la antigua shakira, la tranquilizaba y eso era lo que necesitaba en ese momento. Que la niña se mantuviera tranquila para no volverse a enfrentar a esos gorilas inmunes a la belleza de Morita.

Cielo mi cielo pobre de mi cielo. Cielo mi cielo no sabes qué..
Vivir la vida sin ti es algo como morir, es caminar sin mirar. ES cómo cantar sin oír.
Es hablar sin respirar, es comer sin digerir.
Porque yo descubrí que eres la forma perfecta la medida exacta justa para mí es así...

Le cantaba a su pequeña para que durmiera. Los bestias que estaban detrás de la puerta no eran muy pacientes con los llantos de una niña, ni mucho menos complaciente en traer leche y comida para la pequeña.

Miranda trataba de poner en practica los consejos de supervivencia que alguna vez vio en un programa de televisión. Buscando algún punto débil a la ventana sellada con tablones especialmente diseñadas para no dejar pasar ni el aire. Pero era imposible poder ver entre ellas y no tenía la herramienta necesaria para quitar los clavos.

En el pequeño cuarto donde estaba trataba de buscar algún hueco, alguna puerta algún indicio que le informará la ubicación en donde se encontraba, estaba atenta a cualquier ruido de animal o de personas que se escuchaba. Veía entre los espacios de la puerta así logrando ver únicamente un obscuro pasillo.

Las únicas señales que tenía  según a lo que había escuchado, era que dos personas estaba en una casa, que esta era de dos pisos ya que recordaba haber subido escalones y aparte se escuchaba que subían y bajaban escaleras cada vez que se dirigían con ella, solo que no sabia si era escaleras arriba o abajo,  estaban en una zona cercana a un parque o a una escuela, eso explica los ruidos constantes de niños pasando por la mañana y por la tarde.

Ya tenía ahí 4 días de encierro y no podía más, el miedo a que la matarán la carcomía minuto tras minuto, tenía que portarse bien si quería salvar la vida de la niña, sabía de antemano que no les temblarían las manos a ese par de monstruos para lastimar a la niña.
Había querido dialogar con ellos, pero no obtuvo respuesta de su parte, no le habían cuestionado sobre dinero sobre los ingresos de Alejandro o sus ingresos personales. Y eso le pareció muy raro no le habían dicho nada sólo se limitaban a llevarle una botella de agua y un pedazo de pan.
Los hombres entraban con pasamontañas cubriendo su rostro eso le daban una absurda esperanza Miranda, para ella eso significaba que no planeaban matarla... todavía.
Mira a la pequeña acurrucada en su regazo que dormitaba con su juguete favorito, agradecía que le dejaran la pañalera y así tener a su alcance los juguetes y uno que otro caramelo para la pequeña.

Los pasos en la escalera de escuchan al fondo deteniéndose  frente a su puerta, a continuación la llave en la cerradura le inca que están apuntó de entrar. Un cosquilleo molesto se instala en su estómago a causa de los nervios.
Los intrusos entran con miradas molestas, se acercan a ellas.
Miranda frunce el entre cejó al verlos tan cerca a ellas. Uno de los gorilas toma sin cuidado a la niña que al sentir la violencia de su abrazo rompe en llanto.

A Miranda le costo trabajo en entender lo que estaba pasando pero en cuanto se recuperó dio batalla para aferrarse a la niña.

— ¡NO! ¡¿QUÉ HACEN?! -gritaba con terror en su voz.

—¡Basta! Quédate quiera si no quieres ver como le parto el cuello -el gorila numero dos le ladro arrebatando a la niña del gorila numero uno.
Miranda se quedó de piedra ante horrendas palabras.
—¿Qué le van hacer? -pregunto con la voz temblorosa y miedo a la respuesta.
—Eso depende de ti -le confiesa con una sonrisa lobuna que le movió hasta la ultima fibra de su ser a Miranda.
—¿De mi? No entiendo..
—Fácil.. hay alguien que te quiere ver y sí te comportas aseguras el bienestar de esta niña. -Miranda asiente resignada. Lo haría... no entendía quien la quería ver, pero haría cualquier cosa para que esa niña estuviera bien.

Con un fuerte apretón en su brazo por parte del gorila salen de la casa que efectivamente era de dos pisos y ella estaba en la planta de arriba. Al salir a la calle de da cuenta que estaba en una zona agradable a simple vista, se esas casas que nunca sospecharían que en su interior lo utilizaban para algo tan ruin.

A lo lejos se podía apreciar un parque donde los niños jugaban libremente, señoras con carreolas estaban sentadas en las bancas acompañando a sus pequeños. Todo lucia tan... "Perfecto"

La subieron a la parte de atrás de   una camioneta 4x4 blindada negra, no sabía si este seria su ultimo día viva su que dio un vistazo al cielo aborregado disfrutando del viento que le acariciaba su rostro...

—Dejala aquí -uno de los gorilas tomo a Sarah con urgencia, antes de salir de la casa habían inyectado a la niña provocando su sueño inmediato.
Se habían detenido cerca del vecindario donde vivían Draco y Diana. Envolvieron a la niña en unas mantas y como si de un pequeño animalito indefenso se tratase y la dejaron a la orilla de la calle. Tras una mirada y una oración para que la encontraran rápido, Miranda se despidió de la pequeña.. tal vez era la ultima vez que la vería, pero si su sacrificio le aseguraba una larga y próspera vida que así sea...

Hola
Mil gracias por leer.
Te espero en otro capítulo
Con mucho cariño.
Anny 💋









Más allá de tu MiradaWhere stories live. Discover now