Prólogo

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Todos los que leen libros adolescentes creen que su vida sería mil veces mejor si fueran parte del reparto: ir a las fiestas, a los típicos institutos donde sólo socializas... y sobre todo vivir las historias de amor que les pasan a los protagonistas. Oh sí, sería increíble.

El pequeño problema es que los libros son como la vida real, donde los que acaban bien son sólo unos pocos afortunados. ¿Alguien se ha preocupado alguna vez por ese personaje extra que sólo sale una vez en la cafetería y no se le vuelve a ver? ¿Alguien ha vuelto a pensar, en algún momento de su vida, en la chica con la que el buenorro principal dio celos a su chica protagonista? No, nadie. Nadie se preocupa por sus sentimientos, nadie les busca un final.

Yo siempre he pensado que cada persona es la protagonista de su propia historia, y que a todo el mundo le pasan cosas emocionantes, aunque también seas un personaje de relleno en las historias de los demás. Eso es lo bonito, el cómo todas las historias se relacionan.

Sin embargo, empiezo a pensar que Mi Historia se limita a ser un personaje secundario en la Historia de Richelle Adams, y tengo miedo de no tener final, o de que nadie se preocupe por mis sentimientos.

Necesito mi propia historia.

Lauren

BehindWhere stories live. Discover now