Capítulo 31

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Evan agarró mi mano y serpenteó entre los cuerpos alcoholizados que se movían al son de la música.

Nunca había visto tanta gente en una fiesta. La casa era la más grande que había pisado en mi vida, pero aún así teníamos que luchar para pasar de una habitación a otra.

Saludé sonriente a Cassie y Finn, que hablaban animadamente junto a la puerta del salón.

Cassie me devolvió el saludo con una amplia sonrisa, y Finn se dio la vuelta para buscar al ladrón de atención.

Evan y yo desaparecimos por la puerta de la cocina antes de que pudiera vernos.

Cuando cerramos la puerta la música quedó un poco amortiguada, y Evan y yo hablamos por primera vez desde que nos habíamos alejado del coche.

Me lanzó una mirada profunda.

—Lauren, como te he dicho fuera, tu plan de conquista ha sido reemplazado por un plan de integración. Esta noche voy a convertirte en un adolescente normal. ¿Aceptas los términos?

—No entiendo.

—Lo tomaré como un sí. —Puso la mano sobre mi hombro y me miró a los ojos —. El primer asunto es el alcohol. Todo el mundo bebe, pero entendería que no quisieras hacerlo.

Lo medité un momento, y después pensé en Richelle.

Necesitaba bebida, ya fuera para pillar el puntillo y olvidar su cara o para tener algo que vaciar por encima de su cabeza si me la encontraba.

—Voy a beber.

Los ojos de Evan se abrieron con sorpresa, pero sus comisuras se elevaron con picardía.

—Vaya, vaya, no me esperaba esto de ti. De todas formas, es la primera vez que bebes, así que no te pases. Te vigilaré.

Entrecerró los ojos con seria concentración y los dos estallamos e risas. La puerta se abrió detrás nuestra y Evan saludó a alguien con la cabeza. Volvió a mirarme.

—Segundo asunto: tu actitud.

—¿Disculpa?

Se encogió de hombros y agarró dos vasos de plástico. Empezó a mezclar bebidas y me miró por encima del hombro.

—Lo siento, tengo que echarte esto antes de que cambies de idea y vuelvas al modo abstemio. Y sí, tu actitud. Hay que cambiarla urgentemente.

Crucé los brazos y lo miré con la ceja enarcada.

—Mi actitud es normal.

—No, no lo es. Mírate ahora mismo, estás a la defensiva.

Puse los brazos a ambos lados de mi cuerpo y traté de expresarle lo imbécil que era sin usar gestos "defensivos".

—Y ahora me estás mirando mal. —Negó con la cabeza y me tendió uno de los vasos —. Cada vez que vas a una fiesta actúas como si todo a tu alrededor te diera asco.

—Eso no es cierto.

—Lauren, amiga mía, que nos conocemos. Sólo te he visto bailar una vez, con Nick. — Se rascó la barbilla —. No sé como no me di cuenta antes de que te gustaba.

Chisté y miré a mi alrededor, preocupada porque alguien le hubiera escuchado, pero estábamos solos.

—¿Estás de broma? Aparte de que no hay nadie aquí, es imposible que alguien pueda escuchar algo por encima de la música. Por no decir que todo el mundo está ya medio borracho, que hemos llegado tarde.

Di un sorbo a mi vaso y estuve a punto de escupir. Evan soltó una carcajada.

—¿Qué es esto? ¡¿Matarratas?!

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