Capítulo 4

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El timbre que marcaba el final de la clase me sacó de mi mundo. Miré a Evan mientras cerraba su cuaderno y guardaba las cosas en su mochila. Durante el verano se había cortado el pelo negro que antes solía llevar recogido en una coleta, pero que ahora le tapaba la frente hasta las gafas, a través de las que se podían ver sus ojos verdosos que -ups- me estaban mirando con una ceja levantada.

— ¿Nuevo corte de pelo? —Finjamos que no te estaba observando como si fuera a secuestrarte.

— ¿Y tú? ¿Nuevo vestuario? —Miré mi ropa. No esperé que se diera cuenta.

—Tuve un pequeño accidente y hubo que sustituirlo todo. —Supera eso.

—Mi hermana me quemó el pelo porque me negué a ponerme mechas. 

— ¿En serio?—asintió con gesto grave—¡Somos geniales! ¡Choca esos cinco! —Sin darme cuenta me estaba riendo a carcajadas, y él se unió a mí a los pocos segundos.

          ♦          ♦          ♦          ♦

— ¡Laaauren! —Me giré hacia Cassandra, que me saludaba desde una mesa agitando la mano. Era la única de los que estaban sentados que no tenía una bandeja delante, aunque por lo que podía ver no era la única que no estaba comiendo nada. Jackson y Richelle estaban demasiado ocupados comiéndose la boca el uno al otro como para preocuparse por comer comida real, y Paola y Miriam no podían coordinar el comer con el intentar ligar desesperadamente con Nick, así que habían decidido ignorar sus platos. Nick sí que hacía caso a su bandeja, pero por cómo daba vueltas a las patatas, intuí que no comía para no tener que escucharlas cuando se le acabara la excusa de agitar alimentos al azar.

Me encaminé hacia allí con una sonrisa,  y me senté en la única silla libre, al lado de Cassandra. Richelle ni siquiera me miró.

— ¿Me acompañas a coger algo? —Cassandra asintió sonriendo y se puso de pie. 

—Nick, ¿Me acompañas tú también? Quiero ver de dónde has cogido esas patatas. —De nada por salvarte, compañero.

Nick me miró como si fuera el Mesías que guiaba su vida y se puso en pie de un salto. El dúo sacapuntas me lanzó una mirada asesina a lo que yo respondí con una de indiferente superioridad.

Zas en toda la boca, bitches.

Cassandra, Nick y yo nos dirigimos hacia la fila, esquivando bandejas que llevaban cantidades peligrosas de sustancias líquidas. 

— ¿Cómo te ha ido el primer día, Nick? —Era la primera vez que lo veía desde que Paola y Miriam se lo habían llevado a rastras aquella mañana, y no habíamos coincidido en ninguna clase de momento.

—Bastante bien. El único problema es que en Filosofía me siento al lado de Paola. —Le dio un escalofrío —Espero poder cambiarme de sitio. Y bueno, mucha gente se me ha quedado mirando como si tuviera un alien saliendo de mi espalda. ¿No estáis acostumbrados a que lleguen nuevos alumnos?

—Nuevos alumnos sí. A lo que no estamos acostumbrados es a que sean como tú. —Me miró desconcertado. Preferí no aclarar que me refería a alumnos que parecían semidioses en ropa interior.

Cassandra lo hizo por mí.

—Nick, mira a tu alrededor. Lo que no estamos acostumbrados a ver son chicos guapos con cerebro. —Nick lo procesó con un "ahh" y después se sonrojó. Qué mono.

Decidí cambiar de tema.

—Cassandra, ¿Estáis en alguna clase juntos?

Cassandra contestó inmediatamente.

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