Capítulo 22

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Entramos en casa de Cassie y saludamos a Patrice mientras Evan llamaba por teléfono a su casa. Volvió al salón al cabo de cinco minutos, con el móvil en la mano.

—A ver, mi madre no se fía, y dice que quiere hablar con la tuya. ¿Le digo que no está o...?

—¿Que no está? ¿Dónde estoy según tú, Evan?

Evan miró a Patrice, sentada sobre el sofá con las piernas cruzadas bajo su cuerpo, y se sonrojó.

—¿Tú... tú eres su madre? Pensaba que eras... no sé, su hermana o algo.

—Ya vale, mamá. Deja de buscar siempre el factor sorpresa. —Cassie se volvió hacia Evan y puso los ojos en blanco—. Le encanta ser más joven que el resto de las madres. Cuando era más pequeña era peor, la cosa mejora a medida que se hace vieja.

Me reí, y Patrice nos sacó la lengua a las dos mientras se levantaba.

—No hagas caso, Evan. El problema son estas dos, que tienen envidia porque cuando tengan treinta y tres años, y un parto a sus espaldas, darán asco.

Sonrió afablemente mientras cogía el teléfono de la madre de Evan y se lo llevaba a la oreja. Cuando salió por la puerta, Evan se inclinó sobre nosotras por detrás del sofá.

—O me falla la memoria, o tu madre —miró a Cassie— y la novia de tu hermano —me miró a mí— es la misma persona.

—No, la novia de Adrian es la gemela malvada de Patrice.

Puse los ojos en blanco ante la cara inexpresiva de Evan.

—No digas eso que lo lías más, Lauren. Sí, mi madre está con su hermano. —Cassie me golpeó con el codo—. Lo que la convierte en mi tita Lauren.

—Vuelve a llamarme así y no tendrás dientes para repetirlo.

Evan se incorporó y se sentó en el sillón frente a nosotras, vitoreando.

—Espero que Patrice consiga convencer a mis padres, porque no puedo perderme una noche con pelea de gatas en directo.

Cassie y yo le sacamos el dedo a la vez. Él fingió un enorme dolor en el pecho.

Por suerte para nuestra dignidad, Patrice volvió a entrar antes de que siguiéramos diciendo chorradas.

—Y sí, tranquila, voy a estar toda la noche con ellos. No, no, estoy segura. Perfecto, hasta luego.

Finalizó la llamada y lanzó el teléfono a Evan mientras se sentaba de nuevo en el hueco del sofá.

—¿Vas a estar toda la noche con nosotras? Pensé que habías dicho que te ibas con Adrian.

—Y es lo que voy a hacer. Os doy un voto de confianza, chicos, así que espero que no haya nada de fiestas, alcohol o sexo. —Nos miró uno por uno antes de reír y apoyar la espalda en los cojines—. Es broma, si fuerais a hacerlo os daría igual mi opinión. Haced lo que queráis.

Demasiada libertad, gracias.

Procesé el mensaje de nuevo y me giré hacia ella.

—¿Vas a estar con mi hermano esta noche? ¿Dónde?

—En tu casa. ¿Te molesta?

Me miró con preocupación y yo sacudí la cabeza con una sonrisa.

—¿A mí? Me parece perfecto. Pero no sé si sabes que mi madre va a estar también.

Patrice se encogió de hombros. Mientras, Cassie y Evan seguían nuestra conversación con desinterés.

—Ya, me lo ha dicho Adrian. Al parecer tu madre quiere conocerme, y hoy es tan buen día como cualquier otro.

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