Capítulo 15

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Bailamos durante un rato, y cuando sentí demasiado calor me salí de nuevo al patio de la piscina, dejando a Evan y Cassie en la pista de baile. Me senté en la silla de playa más escondida que encontré y miré hacia el agua.

¿Por qué todas las chicas iban perfectamente depiladas y llevaban lencería fina? Yo necesitaba previo aviso y aún así nunca llegaba a ese estado de perfección. Me sentía inferior. Era como comparar a modelos de ropa interior con un abuelete sin dientes.

Un momento... ¿Ese de ahí es Nick? ¿Está ligando con todo el desparpajo del mundo con esa rubia? ¡Aléjate de mi hombre, guarra!

Nick se giró hacia mí, como si mi mirada de odio hacia la chica hubiera sido tangible. Cuando me vio, sonrió y salió de la piscina. La rubia -de bote, seguro- apreció las vistas hasta que se dio cuenta de que Nick pasaba de ella. Entonces me miró con asco y se fue con otro grupo de chicas con las que parecía compartir marca de tinte.

Nick se acercó hacia mí y yo me apreté más contra la silla, cohibida. El agua chorreaba desde su pelo rubio y le marcaba los músculos, perfectamente tonificados. Sus boxers negros ocultaban lo justo y necesario, pero me pareció -a mí y a media piscina- que ahí sobraba tela. Sacudió la cabeza cuando se acercó a mí y gotitas de agua me cayeron en los brazos.

Recé por que no se evaporaran con mi piel al rojo vivo.

Nick se sentó a mi lado y se envolvió en una de las toallas que Paola había diseminado por el patio. Me miró con una sonrisa.

—¿No te bañas? El agua está caliente. —Necesito refrescarme, Nick, no calentarme más.

Negué con la cabeza.

—No puedo. —Levantó la ceja—. Problemas femeninos, tú ya me entiendes. —Nick puso una mueca y se recostó en la silla.

—Joder, Lauren, demasiados detalles. —Me miró a los ojos—.¿Quieres ir a tomar algo? —No saltes de alegría, Lauren. No seas cantosa.

—Ya sabes que no bebo, pero si quieres te acompaño. —Asintió y nos levantamos.

El camino hasta la cocina fue difícil. Nick tenía que esquivar a una horda de tetas de plástico cada dos metros, y yo no sabía si reírme de las caras de Nick o abofetear a todas esas máscaras de maquillaje. Cuando llegamos Nick agarró un vaso para él y me sacó una lata de la nevera, que me ofreció con una sonrisa.

—¿Te lo estás pasando bien? —Me encogí de hombros.

—Me da pena no poder aprovechar del todo la fiesta. —Eso, vamos a fingir que si no fuera por la regla ahora estaríamos en esa piscina. Olvidemos la parte de las piernas de yeti.

—Es verdad, tiene que ser duro. —Tampoco exageres, Nick—. Ya sabes, si te aburres o lo que sea sólo tienes que decirlo y nos vamos a casa.

No aplaudas, Lauren. No sonrías como una desquiciada, Lauren. Bebe de tu lata y disimula, Lauren.

—Vale, gracias. — Sonreí como si todos los días me ofrecieran esto.

Me merezco un Oscar, joder.

—Perfecto. —Miró por encima de mí y su cara se iluminó—.Tengo que ir a ver a.... un amigo, pero ya sabes, me buscas y nos vamos. —Asentí y él se marchó, dejándome sola con mi lata.

Me acerqué a la pista de baile y vi a Evan y Cassie bailando como pollos. Literalmente. Me tapé la cara con la mano y me acerqué a ellos.

—¿Se puede saber qué hacéis?

Los saqué de la pista y me parecieron inestables. ¿Cuánto habían bebido? Dios, ahora tendría que cuidar de ellos.

—¡Lauren! Estás muy guapa. Te queda genial esa... camiseta. —Miré hacia mi camiseta -más simple que un botijo- y fruncí el ceño a Cassie.

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