Capítulo 30

442 38 11
                                    

—¡¿Qué cojones?!

Miré con los ojos entrecerrados al grupo. La única que no parecía a punto de estallar en risas era Cassie, que me miró con extrañeza.

—Pero... Lauren, ¿Qué haces así vestida?

Miré a mi ropa -normal, de fiesta pero normal- y levanté de nuevo la vista hacia ellos.

¿Era yo la que iba mal? ¿Seguro? Porque sus camisetas rojas y enormes del equipo del colegio y las caras pintadas con colores fosforitos no me recordaban demasiado a los partidos previos.

Y Evan, Finn, Josh y Peter jugaban, era comprensible que llevaran esa ropa.

Pero Cassie...

La susodicha se enfundó una gorra mirándome con duda y se metió de nuevo en el coche.

Una gorra.

Roja y fea.

¿Se había suspendido la fiesta o algo?

Evan hizo un ademán para que entrara en el coche, y me senté entre Finn y Peter. Evan ocupó el asiento del copiloto y Josh se acomodó atrás con dificultades, de forma que la mitad de su cuerpo quedó sobre Peter.

Sospecho que ninguno de los dos estaba excesivamente molesto por eso.

—¿Y cómo es que te has puesto esa ropa tan... festiva?

Miré a Peter con los labios fruncidos.

—Porque es lo que he hecho absolutamente todos los sábados, y hasta nadie había osado contradecir mis bellas costumbres. —Me revolví intentando no clavarme el cinturón en la cadera, pero me detuve cuando escuché los gemidos quejumbrosos de Finn —. Así que la pregunta es, ¿Por qué vais todos los demás vestidos como hinchas perturbados?

Evan se giró y me lanzó una mirada divertida.

—Mira que graciosa. Me pregunto por qué habrá sacado la artillería pesada del sarcasmo. —Se rascó la barbilla y abrió mucho los ojos —. ¡Claro! Porque es la única que no se ha enterado de que a la final íbamos así vestidos y ahora está ridícula.

—Dijo el que lleva la cara pintada de rojo.

Evan me sacó la lengua, y yo respondí cruzando los brazos con fuerza.

El efecto quedó un poco desdibujado cuando Finn se quejó por el codazo en el estómago.

Cassie reajustó el retrovisor y me miró.

—Hoy nos vamos a cambiar después del partido, que tenemos que animar a nuestro equipo con todas nuestras armas. Se hace así en todas las finales, ¿Nunca has ido a ninguna?

Evan me lanzó una mirada y asintió con falsa seriedad. Negué con la cabeza.

—Primero, no entiendo cómo tener las gradas llenas de ropa fea va a animarles. —Peter se revolvió, ofendido por mi comentario sobre su equipación—. Segundo, esto del cambio de ropa me lo teníais que haber dicho, es vuestra culpa que vaya desentonando. Y tercero, no. Nunca he ido a una final porque este grupo de mantas nunca ha llegado a ninguna.

Un coro de abucheos y voces ofendidas se desató en el interior del coche. Levanté la barbilla con gesto digno e ignoré sus voces hasta que llegamos al campo.

Bastante tenía ya.

          ♦          ♦          ♦          ♦

Cassie se sentó a mi lado sobre la fría piedra de las gradas y me tendió una camiseta roja sudada.

Behindحيث تعيش القصص. اكتشف الآن