Capítulo 7

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Bajé corriendo las escaleras cuando Richelle hizo sonar su claxon. Me senté en el asiento de atrás y saludé a Cassie y Richelle, pero ambas me ignoraron.

— ¡No me puedo creer que lo digas en serio! —Richelle arrancó el coche, gritando a Cassie.

—Lo que yo no me puedo creer es que tengas tanto interés. ¿Qué esperabas? Sabes que no se puede, está en las normas. —Cassie parecía cansada, como si llevara un rato repitiendo lo mismo.

— ¿Normas? ¿Pero qué normas? ¡Si os lo habéis inventado todo vosotros! —Richelle agarró el volante con más fuerza.

Pedí que pusieran música, en parte porque no quería tener un accidente –y Richelle no parecía muy atenta a la carretera-, y en parte porque prefería escuchar música a escuchar sus berridos. Volvieron a ignorarme. 

Eso me sentó mal, pero lo que peor me pareció fue que no me contaran sobre qué era la discusión. No sé si lo habéis probado, pero es mucho más aburrido escuchar una pelea si no sabes de qué va.

—Las hemos inventado nosotros, pero no puedo cambiarlas para que tú consigas un capricho.

— ¡Pero si eres la líder! ¿Cómo que no puedes cambiarlas?

¿Líder? O sea que estaban hablando de las "animadoras"…

— ¿Qué pasa, Cassie?  —Se giró hacia mí, y sustituyó el mohín de enfado por una sonrisa cansada.

—Richelle quiere unirse a las animadoras, pero todo el mundo sabe que las animadoras no pueden estar en ninguna relación con los miembros del equipo. —Asentí como si hubiera sabido la existencia de esa norma, pero la verdad es que ni la había oído ni me había preocupado por ninguna de las estúpidas leyes de las “animadoras”. Pero sí, eso sonaba como algo que podría interesar a Richelle.

— ¿Por qué quieres unirte, Rich? —Dame un buen motivo o te perderé el respeto.

—Porque apoyo al equipo, y quiero que los jugadores lo sepan. Y, bueno, ya sabes que me gustan las fiestas. —Muy mal, Richelle, muy mal. Me has decepcionado mucho.

Miré a Cassie.

— ¿Y por qué estás tú con las animadoras? ¿Por qué las lideras? —Llevaba un mes haciéndome esa pregunta, y esperaba no tener que sufrir otra decepción.

Por favor, Cassie, dame una buena razón.

—Porque cuando llegué nueva al instituto el año pasado, la gente sólo me veía como un trofeo, como si sólo fuera un pedazo de carne sin personalidad ni capacidad mental. —Asentí. Hasta este año, yo también pensaba que era así—. Así que junté a las chicas más populares, más guapas y más estúpidas que pude encontrar y formé el grupo de animadoras, y le di a todo el mundo lo que estaba esperando: un grupo de lerdas lideradas por la más lerda de todas—Sonrió con satisfacción. Yo estaba intentando que no se me cayera la mandíbula. ¿Era un genio o debería ingresarla?—. Y eso me colocó exactamente en el punto más alto del instituto, desde donde podía conocer a todo el mundo y saber quien valía la pena y quien no, para poder conseguir amigos que realmente me aportaran algo. —Siniestro, pero eso explicaba porqué parecía conocer a fondo a todo el instituto—. Y supongo que al final le he cogido el gustillo a lo de animar, la verdad es que es bastante divertido. —Sonrió, y Cassie me pareció más brillante que nunca, aunque no pude evitar imaginarme un registro de todos los datos de los estudiantes. 

Esto, Rich, es un buen motivo.

Aunque dé miedo.

Richelle pareció adivinar que estaba pensando en ella, porque me miró por el espejo retrovisor. Cuando me vio, pegó un volantazo.

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