Beyond The Scene (Jikook, Yoonseok Y Namjin)

67. San Valentín (Parte 1): Posesión

[Hoseok] 

Ya estábamos listos para el festival de San Valentín. En esta ocasión, íbamos realmente formales, ya que era un evento importante, donde se reunían chicas y chicos en un salón enorme y convivían juntos. A diferencia del Namjawa, el festival de San Valentín tenía la característica de que los estudiantes que eran mayores de edad, podían tomar alcohol, siempre y cuando mostraran su identificación. Además, era importante que lleváramos traje, pues se suponía que era un día importante en el que debíamos mirarnos bien para las chicas.

En este evento, también compartíamos cartas y chocolates con las personas que queríamos, y no pensaba quedarme atrás en eso. Sabía que a Yoongi no le gustaban demasiado las cursilerías, pero esperaba que aceptara mi carta y mis chocolates, que se los daría al volver a casa, ya que era algo importante para mí. Aunque, claro, si no se lo diera, no pasaría nada, porque se suponía que ya sabíamos los sentimientos del otro que, incluso, las palabras sobraban; pero aun así había querido hacer algo para él.

En fin, estábamos los demás en la sala de estar, esperando que Jimin terminara de prepararse para salir. Yo estaba a un lado de Yoongi, quien estaba un poco distraído, mirando la pantalla apagada de la televisión, como si intentara encontrar algo en ella. Me quedé mirándolo por un momento, percatándome de lo apuesto que se veía de aquella manera: con smoking y con el cabello ligeramente peinado en su frente. Claro que, siempre tenía aquel peinado, pero es que todo el tiempo me parecía tan apuesto. La verdad, me gustaba mucho su rostro, porque cuando no traía una expresión de molestia en él, era realmente lindo, especialmente cuando sonreía. Me encantaban sus ojos cuando se veía feliz, porque brillaban un poco.

Aunque en ese momento no estuviera sonriendo, sino que tuviera una expresión de aburrimiento, él se veía increíblemente bien. Todo en él era perfecto, y deseaba que él me mirara de la misma manera, porque yo era una persona muy imperfecta, a comparación de él. Era cierto que Yoongi no tenía tan buen temperamento todo el tiempo, y casi siempre estaba la expresión de fastidio presente en él, pero aun con todo eso, creía que era simplemente perfecto.

Me quedé anonadado, pensando en lo lindo que era, en lo apuesto que estaba y, entonces, volteó su mirada hacia mí, como percatándose de que lo estaba viendo. Al principio, me cedió una mirada de duda, como si se preguntara por qué me había quedado observándolo, y después me sonrió levemente, acercando una mano hacia mi rostro para pellizcar una de mis mejillas con delicadeza.

—¿Tengo algo en la cara? —preguntó, sin quitar su sonrisa.

—Pues lo normal —habló Jungkook entonces, contestándole —: ojos, boca, nariz...

—No te hablaba a ti, imbécil —soltó, mirándolo con desdén.

Vi que Tae ponía los ojos en blanco, y que Jin tenía la mirada sobre el suelo, como si no pudiera vernos a ninguno de nosotros. Aun así, ninguno de ellos dijo nada, y yo tampoco, sino que dejamos que se pelearan un poco, hasta que salió Jimin, diciendo que estaba listo.

Fue entonces que nos pusimos de pie y caminamos hacia la salida. En verdad que no sabía qué esperarme de esta noche, ya que eran infinitas las cosas que podían pasar, especialmente porque habría alcohol, y no faltaría aquel que se emborrachara y terminara haciendo una tontería. Por lo menos, en nuestro grupo de amigos, los únicos que eran mayores de edad eran Jin y Yoongi, y ellos no solían emborracharse en ninguna ocasión, lo cual me llenaba de tranquilidad.

Mientras caminábamos por el sendero, charlando de nuestras cosas típicas, sentí que Yoongi tomaba mi mano con la suya y las entrelazaba. Lo miré y, a pesar de la oscuridad de la noche, su rostro se veía iluminado por la luz de la luna, por lo que noté que tenía una leve sonrisa sobre sus labios, pero no me miraba, sino que miraba hacía enfrente. Me embargó un pequeño nerviosismo durante el trayecto de la casa a la academia, y supe que, más que nerviosismo, era emoción. Así que no pude evitar sonreír felizmente, mientras estrechaba con firmeza su mano.