85. Día de campo

1.1K 132 59
                                    

[Namjoon]

La ausencia de Jin en mis brazos me despertó. Abrí los ojos un poco y vi que su cabeza castaña estaba a algunos centímetros de mí. No pude evitar sonreír un poco y me acerqué hacia él, rodeándolo con mis brazos, haciendo que se acurrucara sobre mí, mientras volvía a cerrar mis ojos. Él ni siquiera se movió, sino que se quedó quieto, casi rígido.

-Buenos días, princesa -susurré, muy cerca de su oído -. En serio amo despertar contigo -murmuré, casi sin pensarlo. Él siguió sin hacer nada o siquiera emitir algún sonido, cosa que me extrañó, ya que siempre solía despertarse antes que yo o siempre que yo le deseaba los buenos días. Intensifiqué el abrazo, dejando que su trasero rozara con mi entrepierna -. Te amo -susurré, sintiendo aquel sentimiento fluir con una calidez en mi pecho.

Nunca antes se lo había dicho, pero sabía que lo sentía. Quizás, siempre lo había sabido, pero no había querido aceptarlo por orgullo o una estupidez como esa. Por lo menos, ahora estaba seguro y, sin importar si me había escuchado o no, se lo había dicho, totalmente seguro de mis palabras.

Él siguió sin contestar, por lo que comencé a mover mis manos alrededor de su cuerpo, no con las vanas intensiones de hacérselo, sino simplemente para que se despertara. Deslicé mis manos por debajo de su camiseta, acariciando su abdomen y centrándome, después, en sus pezones. Sin embargo, a medida que lo tocaba y me dejaba llevar, sin abrir los ojos todavía, noté algo extraño, y es que parecía que había adelgazado y su espalda no me parecía tan ancha como de costumbre.

Me concentré un poco más y aspiré el olor de su cabello, que normalmente emanaba un delicioso aroma a fresas y frutos del bosque, pero esta vez olía distinto, como a shampoo común, sin ningún olor en especial, o por lo menos no con un aroma que me llamara demasiado la atención.

Todo aquello me hizo abrir los ojos, encontrándome con aquellos cabellos castaños tan familiares, pero no eran los de Jin. Estaba a punto de levantarme un poco para ver de quién se trataba, cuando la puerta se abrió de repente.

-El desayuno está... -decía Jin con una sonrisa, pero se calló de inmediato al vernos, sustituyendo su hermosa sonrisa por una expresión de sorpresa y, a la vez, de molestia.

Yo me quedé un poco congelado al verlo, sin saber qué hacer. Después de todo, mis manos seguían en el cuerpo del otro, a quien todavía no le había visto la cara siquiera.

Nos quedamos en aquella posición unos minutos, hasta que tuve el valor de fijarme a quien estaba manoseando. Me encontré con un Tae muy sonrojado e igual de congelado que yo, como si temiera moverse.

-¿Qué diablos...? -me encontraba diciendo, al momento en que me separaba de él con un pequeño sobresalto.

Él también se alejó, levantándose de la cama con rapidez y dirigiéndose hacia la puerta como alma que lleva el diablo, pasando de largo de Jin hasta salir, dejándonos solos.

Yo me le quedé observando por un momento, sintiendo vergüenza, no sólo por haber tocado a Tae indebidamente, sino también por todo lo que le había dicho. Me sentía totalmente estúpido, y seguramente ahora malpensaría las cosas, sin pensar en que todo había sido un malentendido.

-Jin... -lo llamé, comenzando a levantarme de la cama -. Juro que todo fue un estúpido malentendido. ¡Creí que eras tú! -exclamé, acercándome hacia él.

Él simplemente puso los ojos en blanco y se dio la media vuelta, saliendo de la habitación, dejándome solo. No sabía qué pensaba en aquel momento, pero tenía claro que tendría que hacer que me creyera, además de que tendría que disculparme con Tae. No quería que estuviera enojado conmigo.

Beyond The Scene (Jikook, Yoonseok Y Namjin)Место, где живут истории. Откройте их для себя