Capitulo 7.- Un mundo nunca antes visto.

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Cuando crucé el umbral, lo que vi simplemente me dejó anonadado.

Las aceras eran del mismo material que en el interior, eran de aquella piedra negra resplandeciente, la cual parecía ser una sola piedra enorme, lo que me dejaba preguntando, como era aquello era posible.

Las calles estaban cubiertas de lo que bien podría ser aserrín prensando todo esparcido uniformemente.

Las casas parecían hechas de adobe, pero parecía que tenían pequeños cristales que brillaban lo suficiente como para maravillarte, pero no tanto que te deslumbrara, además del hecho de que todas estaban pintadas de hermosos tonos pastel, rojo, verde, azul, etc. Cada una tenía cierto encanto particular, y por alguna razón todas las esquinas de las construcciones estaban redondeadas.

Además una hermosa enredadera con finas flores azules y rojizas crecía en casi cada pared o esquina, mas no había ni señal de ella en las calles; y hablando de las calles, unas extrañas carrosas pasaban suavemente sobre ellas, su forma era similar a una carroza del siglo XVII, con un asiento adelante para chofer y elegantes cajas negras atrás para los pasajeros, el único problema con estas carrosas era que no había caballos o algún otro animal que las impulsara, sino que en la parte de adelante justo a los pies del cochero había una especie de caja negra, donde salía una fuerte corriente de aire que golpeaba en algo similar a un paracaídas que estaba atado a la carroza y el chofer movía con unas cuerdas para controlar el carro, su velocidad no era muy alta tal vez 30 o 40 kilómetros por hora.

La gente, dios, la gente... ¿Que puedo decir? Era tan extraña, había una enorme cantidad de personas por todos lados, todos tenían apariencias tan dispares, de momento no me pondré a describir a cada uno ya que siento que nunca terminaría, pero solo para que vean un poco de la variedad, había un hombre que en vez de cabello tenía una especie de zacate que crecía de su cabeza, o aquella mujer que tenía en vez de piernas tres tentáculos de color grisáceo.

Mi padre dejo que mi madre cargara a mi hermana, que al igual que yo, estaba muda viendo el mundo donde nos encontrábamos.

Una risa preciosa salió de los labios de mi nueva progenitora al ver nuestros rostros, supongo que ahora somos como un niño pequeño que ve la nieve por primera vez en su vida, una mirada llena de ilusión, fantasía y miedo.

No sé cuándo, pero nuestro nuevo padre ya se había subido a una carroza que estaba estacionada enfrente del edificio del que acabábamos  de salir, estaba esperando a que nuestra madre nos pasara a él para que luego ella pudiera subirse también.

Cuando los cuatros estábamos arriba, mi padre dijo algo en voz alta y el carro comenzó a moverse, rumbo a nuestra nueva casa.

-o-

Mi nuevo hogar resultó ser una bella casa color azul cielo, que seguía la misma arquitectura del resto de la ciudad, era bastante amplia, tenía cuatro cuartos, una cocina, un comedor y un pequeño recibidor.

Toda la casa estaba ordenada y tenía hermosos muebles de madera.

Todas las paredes interiores estaban recubiertas de madera barnizada, exceptuando las paredes de nuestros  cuartos que estaban pintados de un color crema con lindos dibujo de yo que sé que animales y recubierta por una capa de laca o algo similar.

Cuando vi el cuarto por primera vez casi vomito arcoíris, una pequeña cama individual, con una sobrecama llena de volantes, y más de tres docenas de peluches son suficientes para que te hagas una idea de mi nuevo cuarto.

No hay que decir que mi gemela estaba tan emocionada por su cuarto que gritó de emoción al verlo, la verdad si yo no supiera que dentro de esa cabeza había los recuerdos de una adolecente, yo si te creía que era una recién nacida normal... no, tal vez un poco más tonta que una recién nacida.

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Where stories live. Discover now