Capítulo 8.- Comprare una rica agua miel con cambio.

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La ciudad se abre ante mis ojos a medida que el carruaje avanza por las calles.

Ahora que puedo asomarme por la ventana del coche, puedo ver con mayor claridad la ciudad, a diferencia de mi viaje a casa desde el hospital.

¿Qué puedo decir? Es hermosa, los colores brillan intensamente, y las enredaderas que están por todos lados inundan la ciudad de un olor dulce, sumamente relajante.

Cada pocos metros hay un poste fabricado de alguna especie de madera negra lleno de tallados de flores, en la punta se encuentra una esfera de cristal y dentro de ella está un foco azul, como los que están en mi casa y en todos lados al parecer.

Cuando le pregunte a mi madre que como se prendían, me dijo que me enseñaría en cuanto creciera...

¿Desde cuándo prender un foco es una tarea demasiado grande para un niño?

También en algunas esquinas puedo ver algo parecido a unas chimeneas, un tubo de metal de como medio metro de altura, con hoyos repartidos a lo largo, pero principalmente se pueden ver en la parte baja, aunque es difícil identificarlos ya que están cubiertos la mayor parte del tiempo de un vapor espeso, según mis padres son las alcantarillas.

"Ahora pequeñas, hoy vamos a hacer algo muy especial." Dice mi padre muy entusiasmado. "Primero iremos a presentarlas ante los primogénitos y después, su mamá y yo les tenemos una gran sorpresa."

"¡Sorpresa!"

Modesty se emociona ante las palabras de mi padre, aunque probablemente solo entiendo la última palabra, ya que el idioma aún se le escapa.

Parece ser que todos los niños deben ser presentados ante los Primogénitos, al cumplir el primer ciclo de vida.

A todo esto, un ciclo es la forma en la que se mide el tiempo aquí. Cada ciclo está compuesto por 40 días, y cada diez ciclos es una décea, y no hay más mediciones, es algo vago si me preguntas. Actualmente estamos en el ciclo número 12548, aun que la gente suele omitir casi todo y si preguntas en la calle que ciclo estamos solo te responderán 48.

-o-

Eventualmente llegamos a un hermoso templo, tenía forma de castillo europeo, pero no sabría decir de que esta hecho ya que no puedo ver más allá del espeso follaje que cubre el edificio.

Al entrar pude ver una amplia explanada, el piso no era de esa piedra negra, sino de una linda arena blanca, mucha gente corría y jugaba encantada, había música y puestos de comida esparcidos por el lugar.

En las paredes había una especie de jaulas con animales dentro siendo cada uno más extraño que el anterior.

"Este es el templo de los primogénitos, aquí todos aquellos seres que nos protegen del mal y el infortunio viven aquí."

"Oh... Meis-Greit no cuente historias inconclusas a sus hijas, solo las confundirá."

Mientras mi padre intentaba explicarnos algo, un hombre que vestía una túnica azul cielo, llena de extraño bordados que ahora sé que son letras se nos acercó.

Su piel estaba cubierta de una espesa capa de pelaje blanco rizado, dándole un aspecto muy abrasable, y si a eso, le sumamos que su cara es similar a la de un perrito de la pradera... Dios estoy luchando contra mis instintos de niña por no correr a abrasarlo.

Modesty, por otro lado, bueno ella ya está atada a su pierna como una garrapata, ha él no parece importarle así que está bien, supongo.

"No diga eso, Fara-Noa, me va a ser sentir mal."

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Where stories live. Discover now