Capítulo 18.- De coletas, chimeneas y doctoras asimétricas.

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Camino hasta el espejo y mi observo con detenimiento.

Mi largo cabello negro, atado lindamente en un par de colas bajas con moños en forma de mariposa, estuve corriendo un rato bajo el sol y mis mejillas tienen ese sano color rojizo, mi vestido esponjado, el segundo más adorable, después de que destruí el primero hace casi un ciclo cuando buscaba al fantasma.

Mi garritas derechas están perfectamente pintadas una de cada color primario y la de la izquierda están pintadas muy mal, como si las primeras hubieran sido por mi madre y yo haya pintado las segundas.

Sonrió tiernamente al espejo y muestro mi brillante y muy punzante dentadura blanca.

Sé que todo esto es no solo en extremo femenino, sino que es una apariencia demasiado infantil y no malentiendan, el poco orgullo masculino que me queda llora sangre al verme tan adorable en el espejo, pero es por una buena causa.

Hace poco por fin tanto Modesty como yo, nos graduamos de los jugos y pudimos trascender al mundo de la comida sólida.

¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Bueno, dentro de poco todo estará resuelto.

Camino hacia fuera de mi cuarto y me topo con Modesty en el pasillo, ella esta vestida con un conjunto lleno de colores y unas colas gemelas mal hechas, la de la izquierda está casi en el centro de su cabeza y la derecha no estoy seguro de poder llamarla coleta. No es que ella tenga mi misma idea de que torpeza es igual a lindura, ella realmente nunca a aprendido a hacerse una cola, nunca entendí como era posible que pudiera dibujar un rostro increíblemente realista pero le fuera imposible hacerse una cola de caballo, eso más, su obsesión con tener el pelo largo provoco que siempre que hacia ejercicio terminara como la niña del aro.

En cuanto caminamos a la sala, tanto mi madre como mi padre, se aventaron sobre nosotras, gritando entusiasmados al vernos, pero enserio que tengo mala suerte. ¿Por qué a mí me toca el cachete rasposo de nuestro padre y Modesty le toca la suave mejilla de madre? ¡Exijo un recuento! No me pregunten de que, ¡Quiero un recuento!

Mientras caminamos por las calles puedo sentir las miradas de la gente, parece que todo funciona hasta el momento.

Hay dos tipos de miradas principalmente, las señoras que nos miran con ternura y la de los hombres que miran con celos a mi padre, no los culpo, con aquella hermosa esposa y dos adorables hijas es digno de envidia.

Por fin e conquistado el piso negro, ya no camino raro ni me tambaleo, aun soy más lento que Modesty pero soy lo suficiente capaz de correr en este momento.

En pocos minutos llegamos a nuestro objetivo, el gran mercado, hoy es final de ciclo, el día más popular para comparar todo lo necesario para el mes, por lo general siempre venimos todos, y mientras padre va a vigilar que se hagan los encargos correctamente en la bodega, mi madre compra la despensa.

Nosotras dos, obviamente la acompañamos a comprar.

Mientras avanzamos por las concurridas calles del mercado, comienza la misión.

Doy un pequeño saltito, una voltereta por aquí por allá, una risita inocente al ver una linda paloma volar, me cuelgo del cuello de Modesty y restriego mi cachete con el suyo.

Amo su mirada de desconcierto, aunque creo que hay poco de pánico también... tal vez deba ser menos áspero con ella, no.

Primer objetivo a la vista, corro hasta mi madre que está comprando unas verduras a una linda anciana de la misma especie que Ela.

"¡Mami!"

Ahora después de ciclos cayéndome, soy todo un experto, incluso podría dar un diplomado de como caer graciosamente. Con astucia pongo mi pie justo enfrente del otro.

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Where stories live. Discover now