Capítulo 26.- Los secretos del Hada Madrina.

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Modesty estaba durmiendo plácidamente en su cama, después de que despertó gritando aterrada "¡Ese es nombre de persona!", los médicos la dieron de alta y nos mandaron de regreso a casa. Ela vino con nosotros temerosa de volver a su propia casa, su mirada quebrada aun permanecía sobre su eterna sonrisa.

"Ela quiero que me cuentes todo acerca de tu padre, por favor no excluyas nada, por más pequeño que sea puede ser un dato importante."

Actualmente Ela y yo, estábamos sentados en el patio del jardín, mis padres llamaron a su mamá como de costumbre, aparentemente acordaron que sería mejor para ella si pasaba la noche en nuestra casa.

"¿Así que aun sigues con eso?"

Si bien una extraña calma invadía a mi amiga, ella seguía comportándose melancólica como si no creyera en mis palabras... corrijo, ella no cree en mis palabras, pero no la culpa si una niñita me digiera que va deshacerse de la persona más poderosa de la ciudad tampoco le creería.

"Desear algo no hará que se haga real, pero es el primer paso para un gran cambio."

Mientras pronunciaba aquellas palabras recargue mi cabeza sobre su hombro, y continúe hablando.

"Normalmente, cumplir un deseo lleva años de esfuerzo y compromiso, pero tú puedes tomar el atajo de los cuentos de hadas, y brincar del deseo a la realidad, solo debes permitirme ser tu hada madrina."

Ela recargo su cabeza sobre la mía y rio ligeramente.

"Todo suena muy bonito, pero tengo una duda, ¿Qué es un hada madrina?"

Mierda, en ocasiones se me olvida que todas las referencias que se, son por lo general sin sentidos aquí.

"Un ser mágico que concede deseos a las personas de buen corazón."

"Oh, como una Negima."

"Si como una Negima..."

¡¿Qué rayos es una Negima?!

Después de un largo silencio en el que solo contemplamos a Era y las estrellas, Ela comenzó a platicarme de su padre, hablamos hasta que nuestros cuerpos perdieron toda energía y caímos dormidos.

La magia de un niño pequeño se hiso presente, cuando desperté al día siguiente en mi cuarto, con Ela acostada a mi izquierda y por alguna razón Modesty a mi derecha.

Después de tirarlas a las dos de mi cama, fuimos a desayunar mientras no podía evitar dejar que mis pensamientos vagaran. ¿Como lograría cumplir mi promesa con Ela? Era lo que se repetía en mi cabeza una y otra vez.

Antes de que Ela se fuera acordamos que hasta que lograra desarme de su padre no nos veríamos y que en vez de eso nos dejaríamos cartas en la bodega de mis padres, la cual al estar en el centro de la ciudad es un punto de fácil acceso donde Ela puede llegar fácilmente y yo solo tengo que acompañar a mis padres.

No fue hasta que llego la primera carta dos días después que note un grave error en mi plan... ¡No se leer y escribir este idioma! Aún no he logrado dominarlo y apenas puedo diferenciar uno que otro símbolo.

Al día siguiente hice que mi mamá escribiera una carta que decía "Lo siento olvide que no se leer." De respuesta solo recibí el dibujo de una carita enojada.... ¿ups?

Estuvimos casi todo un ciclo comunicándonos con dibujos, era realmente estresante, en especial porque a diferencia de Modesty que tiene una vena artística muy marcada, yo no puedo hacer un perro que no parezca una salchicha mutada.

Pero este predicamento solo me ayudo a motivarme más y eventualmente domine el horrible y sumamente sádico silabario de este mundo.

Realmente no fue hasta ese momento en el que en verdad comencé a pensar en cómo cumplir el deseo de Ela.

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Where stories live. Discover now