Capítulo 19.- ¿Por qué los soldados son brujas con machetes?

4K 432 144
                                    

Eventualmente el silencio fue roto por mi padre quien se levantó de golpe de su silla y miro con una cara aterradora a la doctora, incluso pude notar como su ojo celeste temblaba ante el peso de su mirada.

"¿Es verdad lo que usted dice?"

Pude notar algo de desconfianza en el tono de voz de mi padre, su normal tono jovial había sido remplazado por uno mucho más formal sin embargó el respeto con el que le hablaba a la doctora había desaparecido.

La chica de cabellos de planta no supo cómo responder, tal vez aún seguía aturdida por mis resultados, ¡Demonios, yo todavía no lo creo!

Reuniendo todo su coraje, la mujer, por fin pudo asentir a la pregunta de mi padre, él soltó un suspiro y voltio a ver a mi madre y con una voz amable pero imperativa le dijo.

"Querida, saca a las niñas al pasillo un momento."

"Si mi vida."

Pobre de la doctora, sus hombros empezaron a temblar ante la expectativa de quedarse con el hombre a solas. Mi madre nos sacó del consultorio a la acera de enfrente, había un anciano sentado en una banca al lado de la puerta que al vernos salir, se levantó, pero al ver que mi padre se quedó atrás volvió a sentarse a leer una especie de cuaderno de hojas amarillentas, las cuales estaban unidas por la parte superior.

En ese momento el rápido sonido de unos pasos llamo mi atención, al voltear a ver pude ver a una niña de cabello rosa y cuernos de alce corriendo en nuestra dirección.

Su vestido elegante color cereza y su elegante expresión contrastaban casi antinaturalmente con sus rápidos movimientos y mirada exhausta.

Casi se tropieza sobre el anciano, pero pudo mantener el equilibrio gracias a sus alas, jadeando pero aun con esa sonrisa formal volteo a vernos.

"¡Perdón!, Intente venir antes pero esa persona me lo puso más difícil de lo normal."

¡Como es siquiera posible!, si tú ves a Ela, puedes decir con facilidad que esta calmada y tranquila, pero su voz se oye entrecortada y muy cansada.

"Descuida Ela, no era necesario que vinieras."

"¿Crees que me perdería el examen de espacios de mi única amiga? ¿Qué clase de monstruo crees que soy?"

Si bien no estoy muy familiarizado todavía con las formas y costumbres de este mundo, estoy seguro que venir a este tipo de cosas no es prioridad.

Además ¿única amiga? Y el orgullo con el que lo expresa me provoca más de tres emociones en conflicto. Pero, nuevamente dejemos esos temas complicados.

Lo que me llama la atención es el librillo que tiene el anciano, ya lo había visto antes y son los periódicos de este mundo, lamentablemente aún estoy lejos de aprender a leer, lo intente hace unos días, pero la escritura de este idioma está más haya de mis capacidades de auto aprendizaje, por lo menos sin material de apoyo.

Mi padre salió acompañado de la doctora quien ahora ya parecía más calmada, y soltando un fuerte suspiro le hablo a mi padre.

"Mantendré mi promesa Meis, pero esto no es algo que pueda o deba mantener en secreto."

Mi padre solo rio, pero era una rizada algo dolorida, como cuando te dicen una verdad incómoda y lo único que te queda es reír. No quería pensar en ello, es uno de mis peores defectos, pero no puedo solo dejar de hacerlo, cuando algo me preocupa o me estresa solo quiero evadirlo.

9 espacios, 4 más que el máximo registrado... ¿eso es bueno o malo?

Por las reacciones de mis padres y la doctora creo que temo a la respuesta, en primera instancia pensé que era genial, más espacio para experimentar, pero ahora que lo pienso con calma, no son más oportunidades para tener alguna mutación rara.

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora