Capítulo 31.- El infernal viaje de caza de Mamá.

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La madre de Ela lloraba desesperanzada en la puerta de mi casa.

Traía ropa de luto, claramente identificable por ese vestido de encaje negro y el sombrero de ala ancha con velo igualmente negro.

Frente a ella estaba Ela, que tenía una mirada clavada en la nada y su permanente sonrisa estaba ausente por extraño que parezca.

"Melinda, sé que vengo de la nada, pero podrías por favor cuidar de mi pequeña"

La señora apenas pudo gesticular palabras entre sus sollozos.

Mi madre tomo su hombro y gentilmente lanzo una tierna sonrisa.

"Claro que sí, sabes que siempre he considerado a Ela como una de mis hijas, pero si no te molesta... ¿Qué sucedió?"

A través de todos estos años mi mamá y la mamá de Ela se han vuelto buenas amigas, así que no es de sorprender que en casos de problemas ella venga a pedirnos ayuda, y aun que la razón de su llanto parece obvia, mi mamá pregunto de igual forma.

"Niel... mi Niel, mi esposo... él... él falleció ayer en los calabozos, según dijo el guardia un noga lo ataco mientras dormía..."

Ante la noticia solo puedo agachar la cabeza, no me siento mal en lo absoluto, es su culpa en más de una forma, lo que me preocupa es como va a reaccionar Ela.

"¿Elena, tenías una unión de sangre con Niel?"

¿Unión de sangre? Ante el término desconocido, toda angustia se esfumo y solo quedo una pura curiosidad.

"No, Niel ya tenía su grupo completo cuando lo conocí así que nunca tuve oportunidad..."

Su voz se escuchaba decepcionada, como si sintiera culpable por algo.

"¿Vas a estar los seis ciclos de luto?"

La mamá de Ela negó con la cabeza mientras luchaba por contener las lágrimas. En este mundo cuando un familiar cercano muere se acostumbra recluirse en el templo por 6 ciclos orando por el porvenir del alma del difunto.

"Lamentablemente en la academia solo me dieron un ciclo, por lo que no podre estar los seis."

Después de un tiempo se decidió que Ela se quedaría en mi casa el ciclo que su mamá estaría recluida en el templo.

La mirada de Ela estaba perdida y podía sentir un sentimiento pesado de ella mas no podía identificarlo.

Modesty había salido con papá a revisar la granja, por lo que en ese momento solo estábamos Ela y yo en mi cuarto.

"¿Soy un monstro?"

Pregunto Ela, mientras sus labios temblaban.

Lo ideal es simplemente decir "no" pero el verdadero problema es ¿Por qué lo dice?

"Perdona, no entiendo por qué piensas eso."

Conozco a Ela desde hace mucho y por alguna razón el discurso formal la tranquiliza.

"Yo... yo... Cuando nos avisaron que mi padre murió, yo no sentí tristeza, al contrario me sentí aliviada, ¿Qué clase de hija no llora a su difunto padre?"

Por un momento no dije nada, después de todo que podía decir, las palabras no me alcanzaban, después de todo soy pésimo en estos temas.

"Realmente no lo creo, si no sentías tristeza ¿no es solo porque no sentías cariño por él? Y hablando del alivio ¿No es solo porque tenías miedo de que descubriera todo y se vengara?"

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora