Lado B: Capitulo 2.- El rostro amarillo.

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El viento arrastraba mi capa a la distancia, después de que perdí toda fuerza para sostenerla.

Ahora la arena se apresuraba contra mi cara sin nada que la detenga, sentía como si cientos de pequeños cristales se incrustaran en mi piel, a medida que la arena me golpeaba.

El frio de la noche calaba hasta mis huesos, sentía como cada segundo un poco de mi calor se perdía para siempre.

Mi abuelo siempre me lo dijo, las dunas no son tus amigas, no son tus compañeras y mucho menos puedes confiar en ellas, témeles y respétalas. Pero que opción tenia, esta es la primera vez que viajo por estos lugares, gracias a unos mapas de algunos mercaderes sé cómo llegar, las estrellas son suficiente guía, lamentablemente calcule mal el agua.

Mi vida por un vaso de agua... hasta mis deseos carecen de sentido.

Mis pasos son inestables pero no puedo descansar, debo buscar donde cavar un hoyo y refugiarme del sol, antes de que amanezca, no durare nada si es que pienso en caminar durante el día.

Sin quererlo o buscarlo una luz a la distancia, haya donde las dunas se difuminan con el cielo me llama la atención.

Una cálida y danzante macha naranja me invita acercarme. Una fogata, bien puede ser alguien peligroso, pero incluso si la evito, solo moriré en cuanto no pueda caminar más, ¿así que cual es el problema?

Mientras me acerco lentamente a aquella lejana promesa de vida, la incertidumbre me llena de angustia, no hay equipaje ni grandes carretas, por lo que no es un comerciante, una sola silueta se ilumina por la llama.

Al acercarme puedo escuchar el chispear de las llamas, y justo cuando estaba a punto de hablar la silueta cobro forma y me miro.

No pude pronunciar palabras, el miedo me invadió, la mismísima muerte me había venido a buscar.

El rostro tenuemente iluminado, era la cara de la muerte misma, una piel amarillenta y quebrada que parecía que se desmoronaría con solo tocarla, una cabellera larga y desorganizada, de color gris oscuro revoloteaba al compás de los vientos.

En todo el lado derecho del rostro una enorme cicatriz se abultaba sobre su piel, como si una horrible criatura le haya arrancado medio rostro de un zarpazo, un solo cuerno de la izquierdo, se alzaba tembloroso, parecía quemado y obviamente roto, sangre seca enmarcaba su único ojo y vestía una túnica raída que obviamente nadie se pondría por gusto.

No sabría decir si de la cabeza para abajo era un esqueleto o simplemente no tenía carne entre sus huesos y su piel.

El hombre o lo que sea me miro y sonrió, mi mente no pudo más y me desmaye.

-------O-------

Una suave humedad en mis labios me traje de regreso al mundo de los vivos.

Intente abrir los ojos pero todo resplandecía tanto que me provoco dolor de cabeza.

"¿Despertaste al fin? Por un momento pensé que tendría carne para la cena. ~Ja, Ja, ja.~"

Una voz rasposa me hiso estremecer, y bruscamente me incorpore, ignore el dolor y el mareo y me forcé a ver.

El ser siniestro de la fogata tenía una clara sonrisa, curiosamente sus dientes se veían muy bien cuidados aun que faltaba uno o dos.

En su mano sostenía un trapo húmedo, entonces lo comprendí, por alguna razón él me había salvado la vida.

"Gra..."

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora