Lado B: Capitulo 1.- La Casa Deshabitada

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Los territorios libres, ubicados a las orillas del reino de Astlan, un enorme desierto que se expande tan grande como los mares del norte, pero tan bestial como los glaciares. Un lugar sin ley ni gobierno, donde cada pueblo esta solo por su causa y debe apañárselas sin ayuda, por ello no es extraño que pueblos nazcan de entre la arena o por el contrario la arena los cubra para desvanecerlos para siempre.

No hay nación o país que daría algo por estas tierras bárbaras donde ni la verdura más ruda crece. La razón es simple, no hay agujas del creador por ningún lado y la gente de aquí esta tan acostumbrada a gobernarse a sí mismos que prefieren la muerte a la supresión, por ello sale muy caro tomar estas tierras y no hay mucho beneficio.

Yo he vivido toda mi vida en uno de estos pueblos perdidos por el creador, durante deceas se ha intentado poner un nombre, pero nunca nadie se apuesto de acuerdo, así que por lo general solo somos el pueblo de la sal, ya que nuestro único sustento es una mina de sal ubicada en el centro de todo, eso y las ranas secas.

No puedo decir que no me gusta mi pueblo, le tengo cierto cariño, es un lugar apacible, donde estoy seguro que puedo crecer, tener un trabajo y formar una familia, pero yo deseo algo más, desde la primera vez que un vendedor ambulante trajo un libro de historia consigo, quede fascinado con el mundo que abre más allá de las indomables dunas.

El pueblo es una proeza de los fundadores, durante deceas esta zona era llamada, el pantano espontaneo, ya que de un día a otro, horribles lluvias inundan la zona, y así como el agua llega se va dejando solo una árida arena.

No puedes construir un pueblo, donde el agua se lleva tu casa de repente, decían, pero un día un grupo de personas juntaron su dinero y compraron toda la madera que podían, y con ella construyeron un pueblo muy especial, pusieron varios pilares en la tierra y sobre ella construyeron un piso de madera con pequeños agujeros, sobre el piso pusieron las casa y los techos en dos aguas, así cuando llueve las casas no se inundan.

Con esto el pueblo reclamo para si la mina de sal y las deliciosas ranas secas, las ranas secas, son simples ranas de color negro que durante los momento secos se entierran en la eran y literalmente se secan soltando toda su agua, quedando como rocas en forma de rana, pero al mojarse, estas se hidratan y vuelven a la vida.

Son increíblemente deliciosas, cada mordida es crujiente y son muy buenas simplemente hervidas.

Gracias a las lluvias frecuentes el agua no es un problema, hay buena comida y la gente es amable.

Pero incluso sabiendo todo eso, ¿Por qué quiero salir corriendo?

Pero de momento eso no es importante, solo soy un pequeño sarai, de 7 deceas.

Los sarai somos de la misma especie que los sireis, más una raza diferente, nuestros pies se parecen, pero solo tenemos dos dedos uno grande y fuerte y otro delgado y ágil, (Similar a la de los avestruces) la única garra que está en el dedo grande no es ni de lejos tan filosa como la de los sireis, pero es muy dura, y gracias a eso y la forma somos muy buenos corredores.

Nuestras alas son iguales, trasparentes, solo que en vez de cuatro alas nada más tenemos dos grandes alas, una a la izquierda y a otra la derecha, su forma es similar a la de las polillas pero más gruesas.

Apenas hace dos ciclos comencé a aprender a volar, me he roto las alas dos veces, me alegro que no duele.

Ahora mismo mientras pienso en todas estas cosas sin sentido, llevo una cubeta llena de ranas secas a la casa. La idea es mojarlas y hervirlas, harán una buena cena, de momento es mi única tarea, pero según el abuelo, la desea siguiente, una vez que aprenda a volar deberé a empezar a trabajar en la mina de sal, como solo soy un niño no creo que me pongo a picar aun, pero seguro llevare la sal de un lado a otro todo el día.

Melody y Modesty, Contra el mundo de fantasía.Where stories live. Discover now