38. La fogata

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Capítulo 38: La fogata.

Ante el poco oxígeno que queda en nuestros pulmones, nos separamos. Solo nuestros labios, ya que nuestras frentes están unidas levemente. Puedo ver perfectamente como una sonrisa se forman en sus labios, que ahora por el beso, se encuentran de un rojo mucho más intenso. Debo estar de la misma manera. Me sonríe, no es una sonrisa de arrogancia, está vez puedo notar claramente que es de felicidad. Sonrío de la misma forma. Nuestros pechos suben y bajan aceleradamente.

—yo también te quiero, jasper.—susurro.—pero me da miedo confiar todo. ¿Acaso con esto mande a la mierda el inicio de nada?—él levanta con sus largos dedos y levanta mi mentón, haciendo que lo mire directo a sus profundos ojos azules.

—no, no estamos mandando a la mierda nada. Estamos viviendo el presente, juntos.—su tono es profundo, desprendiendo seguridad. Siento una de sus manos subir hasta mi hombro, quedándose ahí. Mientras la otra presiona levemente mi nuca, acercándome a él.—¿puedo besarte?—pregunta mirando mis labios. Antes que me pueda dar tiempo de darle una respuesta, ya está besándome igual de demandante que antes, presionándome nuevamente contra la puerta de metal. Una puerta de metal, tan frío y duro como él.

Una sonrisa tonta se forma en mis labios mientras nos besamos.

No se para que preguntas, idiota.

(...)

—¿y tú por que andas tan sonriente?—pregunta Javier.

Alzo los hombros sin dejar de sonreír.

—no hay una ley que diga que no puedo andar sonriente. Estoy en mi derecho.—respondo, sin dejar de sonreír ampliamente.

En mi mente se reproducen una y otra vez imágenes del beso con jasper. Yo le bese. Lo hice yo, y no me arrepiento, no es solo el deber de los hombres besar o hacer algo por primera vez. Las mujeres somos enpoderadas y debemos tomar las riendas de las cosas de vez en cuando.

Yo le quiero...

Él también me quiere.

Es hermoso y satisfactorio saber eso. Al menos se que hay un cariño mutuo. Soy Sara, una chica tan corriente, pero jasper, el chico que me parecía más imposible de conseguir que mi actor favorito, me quiere.

—mañana hay una fiesta, ¿vendrás?—salgo de mis pensamientos al escuchar su pregunta.

¿fiesta?

Entrecierro los ojos, curiosamente.—¿es la misma fiesta a la qué me invitó harry?

—sí, la misma. Es Alex, un amigo en común.

Asiento,—iré.

—ahí nos vemos.—me guiña un ojo, volviendo a acurrucarse en su pupitre. Seguramente para dormir.

¿Es normal qué un chico duerma tanto?

¿No tendrá el síndrome de la bella durmiente?

Veamos si Kate es su princesa y logra despertarlo algún día.

...

—¿por qué tan sonriente?—la pregunta de Carla me hace resoplar.

—¿por qué la insistencia con eso? ¿no puedo simplemente andar feliz?—pregunto arreglando las tasa de café humeante en la bandeja.

—no, es solo que hoy en día los humanos tenemos que tener una buena razón para ser felices.—Deja de teclear la calculadora, dirigiendo su mirada a mi.—¿cuál es la tuya?

No se si decirle que mi razón de felicidad es un chico.

—un chico,—la voz de josefina nos interrumpe.—¿qué más puede ser?

Él es mi crush (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora