43. La confianza

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Capítulo 43: La confianza.




«—Rebusca en el pasado.—Busca información entre sus cosas, de seguro su habitación está llana de cosas que ni se te pasan por la cabeza.—» Las palabras de Javier se repiten una y otra vez en mi mente. Es lo que haré y no hay vuelta atrás. Debo aprovechar que mi madre aún no llega de la casa de los Thompons.

Dando una respiración profunda y nerviosa tomo en mi mano la perilla de la puerta, girándola y adentrándome dudosa en su habitación. No está mal entrar sin su permiso a su habitación, lo que está mal es rebuscar sus cosas sin su consentimiento. Eso está mal, y es lo que haré en este presido momento.

Analizo visualmente todos los puntos de la habitación de mi madre, cada rincón. Tratando de saber donde puede guardar cosas de las cuales yo no sé... o de las cuales ella quiere esconder, de mi y de cualquier otra persona.

Cajones.

Parto rebuscando todos los cajones, pero nada. Debajo de la cama. Enciendo la linterna de mi móvil para poder ver allí, donde la luz de la ampolleta no llega. Me inclino comenzando a ver, cajas. Hay tres pequeñas cajas. Me estiro hasta obtener en mis manos la que se encuentra más cerca de mí. Comienzo a ver que es lo que contiene. Nada, solo algunas revistas y cosas sin importancia. Comienzo a abrir la otra de más a fondo, de inmediato llama mi atención el librito que hay, parece un álbum. Al abrirlo, efectivamente es un álbum de fotos.

Mi mamá cuando joven, debe tener solo unos diecisiete o dieciocho. Está sentada sobre una roca, con una sonrisa brillante mientras su cabello danza gracias al viento, es un lugar que no e visto antes, una playa desconocida para mí. Mi mamá nunca me ha contado de algún viaje que haya hecho antes. Se ve tan feliz que es imposible el creer que este momento de su vida plasmada en una fotografía no fue algo especial para ella.

Comienzo a hojear más. Mi ceño se frunce, con curiosidad. No puedo reconocer a la mujer de cabellera rubia y ojos azules que abraza a mi mamá, pero es muy linda. Están junto a un árbol, felices, detrás de ellas hay muchas casas y una calle con dirección recta, pero estoy segura que no es aquí donde vivimos ahora. Cierro el álbum para poder buscar más en la caja.


(...)




Hay álbumes tirados por todos lados, encima de mi cama.

—¿qué haces?—me sobresalto, gimo involuntariamente asustada. Por inercia tapó con mi frasada los álbumes.

Jasper frunce el ceño viéndome confuso, despegando su mirada de lo que acabo de cubrir, hasta a mi.

De pronto caigo en cuenta, algo moviéndose dentro de mi pecho. Verle atravesar mi ventana a mi nuevamente, me hace recordar lo pasado, hace semanas atrás cuando todo entre nosotros era más confuso.

—¿qué?—pregunta observándome con una ceja alzada.—quería verte.—dice sin vacilar. Sí, mi ser completo se comprime ante sus palabras.

Sonrío involuntariamente.

—estaba ocupada.—digo a la rápida. No quiero verme afectada por sus palabras.

Él bufa mirándome mal.

—enserio, eres la diosa en matar el romanticismo.—se acerca a mi. Sentándose a mi lado sobre la cama para segundos después votarse por completo en ella, viendome. No sé como es posible que él se vea también en aquella posición. A mi se me ve la papada de aquella forma.

Largo una risita.

—perdón, no fue mi intención.—Le sonrío en forma de disculpa. Vuelvo a hablar mordisqueando mi labio inferior, nerviosa.—hable sin pensar. Me coloque nerviosa.—confieso.

Él es mi crush (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora