32- Propósitos de año nuevo

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Sus bocas colisionan casi sin haberlo previsto, y comienzan a besarse con hambre, completamente necesitadas la una de la otra, y a desnudarse con mucha prisa y sin ningún cuidado. Ambas gimen al sentir el roce de sus pechos desnudos presionándose de una forma exquisita, jadeando en sus bocas cuando comienzan a moverse contra la otra.

Desabrocha sus pantalones torpemente, sintiendo el efecto del alcohol en sus movimientos, e introduce su mano por debajo de la tela de su ropa interior. Jadea al sentir la calidez de su sexo en la yema de sus dedos, empapándose de esa abundante humedad, y muerde su hombro, al mismo tiempo que deja escapar un gruñido, por sentirla tan preparada para recibirla.

Comienza a acariciar su clítoris con movimientos circulares, y el ritmo se torna rápido y frenético en cuestión de segundos. –Fóllame ya –demanda entre jadeos, con la respiración errática y gimiendo en su boca, mientras sus lenguas se exploran y colisionan sin descanso. Entra en ella con su dedo índice, añadiendo un segundo casi al instante, al notarla tan preparada para ella.

Deja escapar un gemido gutural al sentirla en su interior, y se aferra con más fuerza a su espalda, cuando siente que las piernas comienzan a fallarle por el intenso placer que se acumula en su bajo vientre. El orgasmo en inminente, joder, apenas va a durar nada. Nunca le había pasado algo así, y solamente puede disfrutar y dejarse llevar de todas y cada una de las sensaciones que provoca en su cuerpo.

Lleva su mano hasta su pantalón, introduciéndola y penetrándola a ella también, sin pedir permiso y sin avisar, haciendo que gima muy alto por la sorpresa, y comienzan a embestirse mutuamente, en un ritmo rápido y duro, al mismo tiempo que mueven sus caderas para acompañar los movimientos de sus manos. Grita fuerte su nombre, arañándole la espalda, cuando su cuerpo se tensa y se arquea hacia ella, dejándose llevar por un intenso orgasmo que la invade, consiguiendo la tan ansiada liberación. Deja quieta su mano, siendo ella quien ahora se mueva contra sus dedos, para terminar corriéndose pocos segundos después, gimiendo contra su oído.

–¿Qué tal ha estado? –pregunta con la respiración todavía agitada, apoyada contra la pared, y con el rostro perlado en sudor por el esfuerzo y la elevada temperatura corporal de su cuerpo.

–Para ser tu primera vez con una chica, genial –se sonríen ampliamente, antes de volver a besarse con hambre, ambas sabiendo que, ese orgasmo, es solamente el primero de muchos más. Comienza su camino de descenso en una clara dirección, dejando un rastro de besos y lametones por su abdomen. Agarra sus pantalones y tira de ellos hacia abajo, quitándole la ropa interior al mismo tiempo. Alza su mirada para contemplarla desde su posición, y sonríe de lado, con sus labios a apenas unos milímetros del palpitante sexo de su amante. –Te debía un sesenta y ocho, ¿verdad? –no obtiene respuesta verbal, sintiendo cómo su mano se agarra con fuerza a sus morenos cabellos, empujándola para pegarla a la parte de su anatomía que más la necesita en estos momentos, dejando escapar un sonido, cuando su lengua y sus labios comienzan a hacer maravillas en su centro de placer.

*****

Camina por la calle sintiendo sus piernas pesadas, totalmente agotadas por la falta de sueño y el exceso de ejercicio, pero qué ejercicio. Sonríe de lado al recordar esas dos increíbles noches que había pasado junto a su novia, Clarke.

No puede dejar de sonreír como una boba, por mucho que lo intente, es inevitable que sus labios se curven en una amplia sonrisa. Su mente está invadida por los recuerdos de ese fin de semana, reproduciéndose una y otra vez, como en un bucle espacio–temporal del que es incapaz de salir, y todas esas imágenes hacen que en su pecho se llene de una agradable sensación de calidez, esa que ya le es familiar, pues cada vez que Clarke le dice te quiero, o simplemente la mira de esa forma, el corazón de Lexa late con fuerza, cual caballo desbocado. Inevitable.

Un encargo peligrosoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin