40- No será en vano

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–¿Clarke? –la rubia desvía su mirada a una Lexa, que contempla con pavor esa inscripción grabada sobre la madera de la puerta– cuando te dije que por ti iría al infierno, no me refería a literalmente, era una expresión sin más. Ya sabes que la gente dice muchas tonterías después de un orgasmo –intenta justificar su intención de incumplir la promesa que un día le hizo a Clarke.

Es que en su vida, y por mucho que hubiera imaginado posibles escenarios futuros, se habría imaginado que tendría que hacer frente a su "Si vas a compensarme así cada vez que supere una prueba, iría al mismísimo infierno por ti" que le dijo a Clarke después de que la rubia recompensara su "desplante" con la policía con un baile erótico y varios e increíbles orgasmos.

–¿Le dijiste que irías al infierno después de un orgasmo? Joder, sí que tuvo que ser bueno –Clarke sonríe de lado, satisfecha por el cumplido recibido– Entonces, a ver si lo he entendido, ¿Lexa recibe un increíble orgasmo como motivación para ir al infierno, y yo no? No es justo –bufa, cruzándose de brazos cual niña pequeña –un carraspeo a sus espaldas la obliga a girarse, para encontrarse con una Anya con los ojos entrecerrados.

–Tú ya tienes tus "increíbles" –dibuja las comillas en el aire– orgasmos.

–No quería decir eso, cariño –alza las manos cual domador intentando calmar a un felino hambriento, que en cualquier momento podría abalanzarse sobre él para devorarle– me refería a un increíble orgasmo de Clarke –los ojos de Anya se cierran aún más, y Raven puede ver chispas ardientes saliendo de éstos– ¿no lo estoy arreglando, verdad? –pregunta a Clarke, quién niega divertida por la situación.

–Chicos –la voz de Octavia capta la atención de todo el grupo de amigos– no es por ser aguafiestas, pero tenemos una misión que cumplir, así que no es momento para tonterías– gira sobre sí misma para encarar de nuevo a la puerta de madera, la cual separa el mundo terrenal y el inframundo.

–¿De verdad que vamos a entrar ahí? –pregunta atónito Jasper, intentando retrasar, aunque fuera por tan solo unos segundos más, su incursión en el reino de Hades.

–Si alguien no quiere continuar a partir de aquí, lo comprenderé –responde Octavia sin apenas inmutarse, pasando su mirada por el resto de sus leales amigos. Jamás se imaginó que, llegado el momento, fuera a enfrentarse a Dante en compañía de alguien más que no fueran Clarke y Aquiles. Formaban un grupo heterogéneo, pero era esa misma diversidad, lo que les proporcionaba una gran versatilidad y potencia. Y, por encima de todo, el sentimiento de amistad que les unía.

–Yo no quiero –responde Jasper prácticamente al instante. Octavia asiente en silencio, encarando la puerta y colocando una mano sobre antigua cerradura.

–Está bien, pero tendrás que volver tú solo, o esperarnos aquí, eso ya es decisión tuya –Jasper mira tras de sí para comprobar que, efectivamente, la oscuridad que lo rodeaba todo sigue estando exactamente allí. El mero hecho de pensar que tendría que permanecer solo, expuesto ante el peligro o incluso deshacer el camino subacuático sin nadie para que pudiera rescatarle, hace que el quedarse le parezca una idea mucho peor que el adentrarse en el mismísimo infierno.

Traga saliva sonoramente, antes de aferrarse con fuerza a Lincoln, intentando encontrar algo de valentía, cosa que al chico parecía sobrarle. Pura fachada, porque el médico estaba igual de nervioso que Jasper, o incluso más.

Había hecho cosas de dudosa moral durante su vida; prácticamente todos los allí presentes lo habían hecho. ¿Cómo sería entrar en el infierno? ¿Tendrían que responder ante sus propios pecados? Porque... de ser así, tendría que responder por demasiados; solo esperaba poder lidiar con sus propios fantasmas.

Un encargo peligrosoWhere stories live. Discover now