Sanando Mis Heridas

Esa pequeña Piedra

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Esa pequeña Piedra

Harry no podía dormir se removía inquieto en su cama, busco a tientas sus lentes que había dejado sobre su cómoda, se sentó con lentitud sin hacer ruido, tenía un presentimiento que lo llevo a bajar las escaleras que conducían a la sala común.

Sus pies descalzos se movían con sigilo para no delatarse, todos dormían y no deseaba hacer participes a los demás de su insomnio, fue a sentarse al sillón frente a la chimenea, apenas llevaba algunos minutos cuando el cuadro de la entrada se hizo a un lado para dejar entrar a alguien.

Hermione no se sorprendió al encontrarlo parecía que los dos se hubieran sincronizado de una manera extraña para buscarse a esas  horas de la noche. El pelinegro le dejo espacio para que se sentara, a sabiendas que algo importante tendría que decirle para romper las reglas y pasear a esas horas por el castillo.

Harry esperaba pacientemente que su amiga hablara, permanecían en silencio contemplando las llamas de la chimenea cada uno perdido en sus pensamientos, quizás buscando acomodarlos para poder encontrar sus propias respuestas. Tan absortos estaban que no escucharon como alguien más bajaba las escaleras hasta que ya estaba a sus espaldas.

-¿Qué hacen? -Pregunto el pelirrojo tallándose los ojos y dando un gran bostezo.

-Esperándote. -Contesto Hermione encogiéndose de hombros y sonriendo.

Se sentaron juntos como tantas veces habían hecho en el pasado, mucho antes de ser el trio de oro que ahora todos admiraba y reconocían, antes cuando solo eran Hermione, Ron y Harry los inseparables amigos. Era como antes cuando solo se quedaban cuando ya todos se habían retirado a dormir para platicar de sus planes contra el mal, era como si el tiempo hubiera regresado y se encontraran de nuevo en esos días donde solo estaban los tres antes de que la guerra se desataba.

En silencio los tres recordaban su vida antes de la guerra, antes de que Fred, Tons, Remus, Sirius, Dumbledor, Dobby y los Señores Granger murieran como todos los demás amigos y compañeros de lucha.

Granger tomo las manos de sus amigos y las apretó con fuerza porque necesitaba sentirlos como antaño, porque necesitaba comprobar que aun estaban a su lado como siempre apoyándola. Harry y Ron entendían, porque ellos también se sentían de esa forma, añorando aquellos tiempos donde la guerra aun no los había marcado, aunque agradecidos de que todo hubiera terminado existían cosas en sus corazones que les dejaban el sabor amargo de que pudieron haber hecho las cosas mejor para salvar más vidas.

No se había propuesto contarle a Ron aquella parte que había omitido para no causarle más penas de las que ya llevaba a cuestas con la muerte de Fred, esa no fue su intención inicial pero cuando se encontraron juntos en ese sillón  como antaño no pudo evitarlo por varias razones.

Hermione sabia lo difícil que había sido para Harry guardar el secreto a  su amigo pelirrojo por eso le agradecía profundamente y por esa misma razón creía que ya era conveniente hablar con claridad de esas cosas que tanto le dolías pero que no podía seguir postergando.

El tono de voz no varió cuando comenzó a contarle lo que ocurrió cuando fue a buscar a sus padres, las palabras salían sin pausas, de manera fluida como si no fuera ella misma la que narrara ese evento trágico. Ron palideció y asustado tomo entre sus manos la de Hermione, cuando la historia llego a la parte más crítica.

El pelirrojo no era elocuente, no tenía esa capacidad de los demás de mostrar sus emociones, no tenía el tacto, ni los medios para demostrarle o decirle cuanto lo sentía, se limito a verla sin soltar su mano y a penas termino el relato la abrazo con torpeza, de forma brusca, mudo y descolocado.

Quizás tiempo atrás el varón menor de los Weasley hubiera reclamado por haber sido excluido al ocultarle algo tan importante, pero lejos de eso Ron entendía, porque el mismo aun se dolía de la perdida de Fred a su manera y podía comprender que lo que menos quería Hermione era remover su dolor. Por eso no dijo nada, no solo porque el nudo en su garganta se lo impedía, así como su falta de fluidez o elocuencia, si no porque a pesar de tener el tacto de una tetera, el sentía el dolor de su amiga  como suyo porque siempre había sido así desde que se conocieron y se hicieran amigos.

El pelinegro les miraba sin soltar su mano y se unió al abrazo que se daban, sabía que era un gran paso para Hermione haberle contado a Ron sobre la muerte de sus padres.

Ella se había limitado en contar solo lo necesario, no dio detalles de ese día, no dijo que había sido capaz de acecinar, no lloro como lo hubiera hecho antes, aunque su mirada estaba triste y perdida al rememorar los hechos.

Cuando el abrazo se rompió tenían sus rostros húmedos, habían llorado después de todo en silencio, cada uno lavando sus propias heridas, cada uno recordando a sus muertos, cada uno cargando con el peso de su paso por la guerra.

-Hay algo que necesito pedirte Harry, lo he pensado mucho antes de tomar esta decisión y llegue a la conclusión que necesito aclarar algunas cosas antes de dejar ir a mis padres por completo. -Dijo la castaña ante la mirada confundida de Harry y Ron.

-¿De qué se trata?

-Necesito la piedra de la resurrección. -Contesto sencillamente.

-Eso solo es una ilusión cuando sabes que no pueden regresar a tu lado. -Le explico con suavidad.

-Lo sé, pero aun así necesito tener esa despedida que no pudimos tener.

-Está en el bosque prohibido. -Indico Potter no muy convencido.

Tres figuras caminaban por los terrenos de colegio hasta llegar al bosque prohibido al que entraron con decisión, caminaban juntos, al  mismo paso, no muy seguros de que hacer lo correcto, pero si convencidos que siempre estaría para apoyarse incluso en los errores y malas decisiones.

Al centro una castaña caminaba con sus amigos a los francos, el corazón les latía con fuerza pero estaba decidida, tenía que resolver un par de cosas antes de continua y sabia también que alguien más a parte de ella necesitaba de esa pequeña piedra.