La Misma Oportunidad que Tengo Yo

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La Misma Oportunidad que Tengo Yo

Parecía que el tiempo no pasaba por el bosque prohibido, era igual de lúgubre que aquella primera vez que se adentraron siendo apenas unos niños de once años, sin embargo, el tiempo había pasado por esos tres dejando su huella, ya no eran esos pequeños asustadizos que caminaban temblando de pies a cabeza por miedo a lo que escondías esos árboles altos de ramas crujientes  que parecían brazos intentándolos coger para no dejarlos salir jamás de sus entrañas.

Pero muchas cosas habían pasado desde entonces, en aquellos días no estaban ni cerca de imaginar a todo lo que se enfrentarían en años posteriores, para Hermione todo había sido  tan nuevo como para Harry, con la diferencia que ella devoraba libros buscando compensar esa falta de conocimientos de un mundo que era nuevo y del que nunca antes había escuchado ni por asomo, mientras su mejor amigo de gafas se conformaba con aprender sobre la marcha.

Ahora regresaban a ese bosque no solo con más años, si no con más experiencia y si bien aun sentían como su piel se erizaba mientras se adentraban en los oscuros parajes, ya habían comprobado que sin importar a que nuevos seres se enfrentaban no estaba solos para dar batalla, por eso ahora su paso era seguro  como de aquellos que conocen su destino y no temen verle a los ojos.

Eran Gryffindor que descubrieron su valor ante la guerra y con decisión reconstruían sobre sus propias cenizas cimientos más fuertes y perdurables.

Llegaron al punto justo donde el año anterior Harry se había enfrentado a su destino, entregándose a su suerte para pararse frente a Voldemor, y por un instante los ojos verdes del pelinegro brillaron ante el recuerdo nítido de ese momento y un escalofrió le recorrió la columna vertebral, haciéndolo palidecer. Hermione lo noto estremecerse,  tomo su mano fría y la apretó ligeramente alejando esos recuerdos y regresándolo al presente.

Tardaron un poco en encontrar la piedra, la castaña la envolvió en un pañuelo blanco con sus iniciales bordadas y lo guardo en la bolsa del pantalón, sabiendo que necesitaba encontrar el momento correcto para tocarla y hacer regresar a sus seres queridos por un momento para poder atar los cabos sueltos y continuar.

Era muy tarde cuando Hermione regresaba a la torre de premios anuales, sus amigos habían insistido en acompañarla para cerciorarse que llegara a salvo. Se despidieron con un fuerte abrazo que se prolongo un par de minutos.

Hacía ya mucho tiempo que no se sentía tan bien como ahora, hacia tanto que no recordaba cuando había sido la última ocasión que había hablado de esa manera con sus amigos, sin embargo, un gran peso se había disipado de su espalda y le daba cierto alivio.

La chimenea estaba encendida y las llamas danzaban como invitándola a perderse en ellas con sus pensamientos, pero en esta ocasión esos pensamientos tenían otros matices distintos a los que semana atrás habían tenido.

Esperaba encontrarse triste al confirmar que Ron había regresado con Lavender, pero lo cierto era que no sintió ese dolor en su pecho que había sentido en el pasado cuando estuvieron juntos, cuando añoraba el amor del pelirrojo y le quería de manera romántica. Los celos no estaban presentes, ni la sensación de vacío que se apoderara de ella como antaño. No le agradaba del todo Brown pero ver feliz a Ron la hacía feliz a ella.

Escucho paso y al girar pudo ver como Draco bajaba las escaleras con movimientos lentos y elegantes y le miraba con curiosidad como si hubiera estado esperando su llegada, y quizás así era, porque aunque no dijo nada en voz alta, en sus ojos pudo ver un brillo de alivio al verla.

Hermione le pido que se sentara a su lado pues debía contarle una historia.

-El año pasado ocurrieron muchas cosas. -Comenzó a explicar la castaña. -Esos meses que estuve viajando con Harry y Ron hacíamos más que escondernos.

Draco no comprendía a donde quería llegar con esa plática, pero la escucho con atención clavando sus ojos grises en los de ella.

-Lo que voy a contarte es un secreto, es sobre lo que estuvimos haciendo esos meses antes de la batalla final. -Hizo una pausa evaluándolo  como quisiera comprobar que entendiera la importancia de lo que estaba a punto de contarle -¿Conoces la historia de las reliquias de la muerte?

-La conozco. -Afirmo.

-Pues es completamente cierta, las reliquias existen, la piedra de la resurrección, la varita del sauco y el manto de invisibilidad.

El muchacho se quedo desconcertado por la información dada, no esperaba que algo a si fuera verdad y a pesar de que en otra situación hubiera tomado eso como una broma, conocía ya lo suficiente a la Gryffindor para saber que hablaba muy en serio.  Tenía esa mirada solemne y sus facciones serias y seguras, lo que era a todas luces la posición que siempre tomaba cuando hablaba de cosas verdaderamente importantes.

Seguida a esa primera revelación Hermione le conto todo sobre horrocruxes  y la búsqueda para destruirlos, a grandes rasgos relato todos esos meses en el exilio buscando a veces a ciegas cualquier indicio que lo ayudar a encontrarlos. Después solo se enfoco en hablarle de las reliquias, pero su interés era hablar de la piedra de la resurrección.

Hermione saco el pañuelo blanco de su bolsillo mostrándole la pequeña piedra.

-Tocarla no hará que regresen, pero podemos hablar y ver a aquellos que amamos y han muerto, puede ser muy doloroso y provocar cierto apego que lleve al suicidio como le ocurrió al dueño original, por eso Harry  no hablo de ella a nadie más, para evitar la tentación y que  quisieran adueñarse de la falsa ilusión de hacer que vuelvan de la muerte.

-La usaras. -Afirmo comprendiéndolo todo.

Ella solo asistió con un movimiento de cabeza confirmando sus intenciones.

-Necesito hablarles, despedirme de mis padres, quiero saber si pudieron recordar cuando murieron que tenían una hija, quiero decirles que los amo y que hice lo posible por protegerlos.

-Entiendo. Pero porque me cuentas esto si ya lo has decidido.

-Te lo cuento porque te ofrezco la misma oportunidad que tengo yo.

-¿Qué oportunidad?

-La oportunidad que no tuvimos dadas las circunstancias,  de decir todo lo que no pudimos, de despedirnos de nuestros padres y de todo aquello que no nos permite seguir adelante. Solo tendremos una oportunidad, porque he prometido que después entregare la piedra para nunca más tener la tentación de utilizarla. Eso es lo que te ofrezco. -Le dijo mirándolo de manera intensa.

-¿Cuando?

-Cuando estemos listo. -Se encogió de hombros.

-¿Lo aremos juntos?

-Si asi lo prefieres, pero solo lo puede hacer uno a la vez, ya que  ninguno de los dos vera o escuchara nada de lo que los demás digan solo el que tenga en su poder la piedra en ese momento.

Draco dudo, la castaña comprendía el dilema por el que pasaba, después de todo tenía mucho tiempo pensando  en ello, todas las tardes que tenía entre sus manos ese libro de cuentos con la historia de las reliquias de la muerte  había evaluado esa opción. Ahora le tocaba a Malfoy decidir si deseaba o no poder ver de nuevo a sus padres para darle un adiós quizás menos dolorosa del que tuvieron.

-Ya es tarde y tienes mucho que pensar. -Le indico y envolviendo de nuevo la piedra se despidió para ir a su habitación. -Que descanses.

El rubio solo asistió con la cabeza y se quedo un rato más en la sala común buscando una respuesta, no sabía si sería capaz de enfrentarse de nuevo a sus padres, a verlos y hablar con ellos ahora que estaban muertos, tenía muchas dudas y miedo de lo que ellos le pudieran decir.

Sanando Mis HeridasWhere stories live. Discover now