Fue Ella

5.1K 384 27
                                    

-37-

Fue Ella

Zabini dormía profundamente llevaba noches teniendo pesadillas, revivía el momento en que la maldición le golpeaba en un costado, como todo se volvía oscuro a su alrededor y un intenso frío  se apoderaba de su cuerpo. En su inconsciencia sentía el dolor atravesando su piel, la cálida sangre fluyendo de sus heridas.

Recordaba como Theodore le pedía que despertara, que no cerrara los ojos, un par de veces había logrado abrirlos mientras era sostenido por el castaño, el dolor era atroz y le obligaba a cerrarlos de nuevo con debilidad. Lo último que recordaba eran las palabras de Nott avisándole que lo llevaría con Malfoy para que los ayudara, que aguantara un poco más.

Sumido en la inconsciencia recordaba a pesar de tener los ojos firmemente cerrados los ecos de voces que no alcanzaba a comprender, estaba casi seguro de oír a Draco discutir con Theo y al final una tercera voz aplacándolos, después solo silencio.

Era extraño pero podía sentir con toda claridad como curaban sus heridas, un par de manos suaves cernidas sobre su cuerpo moviéndose con agilidad, limpiando con trazos firmes, con movimientos  diestros sobre sus heridas. Detecto como el dolor poco a poco disminuía, como la frialdad que se había apoderado de su cuerpo se iba disipando, entibiándose.

Estaba confundido, llevaba días pensando lo mismo, preguntándose si en verdad valdría la pena arriesgarse de esa manera. Estar tan cerca de morir le había hecho poner las cosas en perspectiva, no era ningún estúpido, era inteligente, lo suficiente para moverse por las ansiosas de poder, sin embargo, había estado tan cerca de morir y Kendra no había movido un dedo para ayudarle, si hubiera muerto esa noche, estaba seguro que solo lo hubieran reportado como desaparecido para no levantar sospecha, se hubiera convertido en un numero en las bajas sin importancia de una guerra absurda.

Desde su recuperación pasaba la mayoría del tiempo al lado de Malfoy y Nott, tenía mucho que agradecerles, pero era demasiado orgulloso para expresarlo, por tanto solo permanecía a su lado en los entrenamientos formando un equipo que era por mucho el más fuerte dentro de los mortios.

En la última reunión cuando Kendra estaba presente como siempre al lado de Vladimir, podía sentir la mirada fija de la mujer puesta sobre él,   a pesar de no verle el rostro podía sentir la burla cuando le miraba, en definitiva la odiaba ahora más que nunca.

Había algo diferente a las otras noches, parecía que un paso más atrás de la espalda de esa temible mujer había alguien más, alguien vestido por completo de negro con una capucha cubriendo su cabeza y una máscara plateada, no hablo en ningún momento, solo observo el entrenamiento de ese día, en silencio, evaluando y estudiando a cada uno de los miembros.

El tiempo transcurría con rapidez, el Ejército de Dumbledore estaba activo de nuevo, se tomaron las precauciones necesarias para mantener el secreto de su existencia, nuevas monedas fueron activadas para avisar de sus reuniones y la sala de menesteres volvía a ser la sede de los entrenamientos. Muchas cosas habían cambiado considerando que la sala había quedado completamente destruida  por el fuego maldito durante la guerra, pero fue personalmente la Directora Minerva Mcgonagall quien se encargo de renovar esa parte importante del castillo, después de todo era bien sabido que Hogwarts  siempre está para los que necesitan de su ayuda, y esto era algo de suma importancia.

Los entrenamientos para el ED se llevaban a cabo de manera simultánea con la de los mortifagos del colegio, con el fin de correr menos riesgos, si ellos estaban dentro del bosque prohibido no había nadie que pudiera percatarse de las reuniones que se realizaban.

El tiempo era empleado con sabiduría, entre clases cada uno se daba tiempo de investigas o practicar por su cuenta, siempre tomando previsiones, por las noches de los días indicados los entrenamientos eran exhaustivos y  ahora contaban con el apoyo de un par de profesores que a escondidas supervisaban los entrenamientos.

Sanando Mis HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora