El Amor no es Siempre lo que Debe Ser

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El Amor no es Siempre lo que Debe Ser

El amor no es siempre esa explosión de fuegos artificiales, ese mágico momento cuando se cruzan las miradas y miles de mariposas revolotean en el estomago, no es ese cataclismo que cimbra la tierra y estremece cada parte de nuestro ser.

El amor no es siempre la intempestiva llama que nos consume con rapidez o esa marea bravía que nos ahoga e inunda del elixir más fascinante y fantástico del mundo.  A veces, el amor no es aquel que imaginamos, ese que idealizamos y anhelamos.

El amor no siempre se da desde el primer contacto, con las primeras miradas, con los primeros roses. No es como en las novelas donde describen el amor perfecto, con esa primera revolución que se da a penas los primeros instantes. Y no digo que ese amor no exista o no sea posible, mas no todos los mortales tienes la posibilidad de saber desde el principio que lo que sienten correr por sus venas y latir en su corazón es el verdadero amor.

A veces, solo a veces el amor no inicia como tal, no es esa flama ardiente de deseo, ese suspiro anhelante, esa caricia tímida, esa sonrisa enamorada, ese brillo radiante en la mirada o el escalofrió que recorre la espina dorsal ante la incitante corriente de electricidad  que recorre cada fibra de nuestro ser.

A veces el amor llega de improviso en la familiaridad del trato, en la admiración que nace de lo que antes fue rechazo, en el reconocimiento de una piel que necesita el calor de un roce o una marchita sonrisa que apenas se mantiene en la amargura que comparten.

A veces, solo a veces el amor nace en la oscuridad de las tristezas, en la amargura de los recuerdos, en ese dolor que apenas permite respirar, en esas heridas que no sanan por completo.

Entonces el amor se da de poco con la timidez de las primeras experiencias, con el temor a lo desconocido, con el conocimiento que se da a cuenta gotas, pero que nos permite conocernos como nadie jamás nos ha conocido.  

El amor madura aun sin saber que es amor, en las interminables tardes de charlas, en los inocentes intercambios de caricias de consuelo, en esas sonrisas que con el tiempo son más brillantes y mas naturales. El amor crece en los corazones heridos que aun no saben que laten a un nuevo ritmo, se consuelan en la complicidad de sus secretos, en las confidencias más profundas de sus vidas.

Solo entonces el amor es ese fuego que consume deseoso, vienen los suspiros, esos besos robados en la inconsciencia de los sueños, viene ese calor que cobija el corazón, que estruja la razón, que los hace locos y tontos, pero felices enamorados, y el cielo es mas azul, como el sol mas cálido con solo pensar en el otro.

El amor se dio asi, de a poco, casi sin notarlo, cuando ninguno de los dos lo esperaba,  sin embargo, se volvió fuerte y creció aun en el silencio de los días, se dio con la naturalidad del instinto, desde lo más profundo de su interior.

Cuando lo notaron, ya estaban perdidos en ese sentimiento tan intenso como desmedido, en el amor maduro que va más allá de las primeras impresiones, no era solo un vago enamoramiento, o  la deslumbrante pero efímera explosión de fuegos artificiales.

Cuando se dieron cuenta, lo que sentían era la más pura expresión del amor que madura y permanece, que se expande y crece por que se aceptan tal como son, con todas sus virtudes y sus defectos, por que se comprenden aun sin palabras con el solo intercambio de miradas, porque ambos sobrevivieron apenas a sus pasados teñidos de dolor y sangre.

Son fuertes, porque estaban juntos por que su amor creció de las cenizas que quedaron de sus vidas, de sus pasados intrincados y llenos de dolor. Se amor es fuerte por que creció en las adversidades, surgiendo del perdón y la complicidad de entender que cuando lo has perdido todo lo único que queda es uno mismo y que solo los cobardes se dan por vencidos.

Sanando Mis HeridasWhere stories live. Discover now