Sanando Mis Heridas

Granger o Malfoy

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Granger o Malfoy

Luna acomodo un mechón de sus cabellos rojos tras el oído, sollozaba sin parar, acariciando su rostro con ternura. Su facciones mostraban tranquilidad, quizás esa tranquilidad de la que no había disfrutado después de que Vladimir llegara a su vida para destrozarla.

La rubia sentía el peso de la tristeza sobre sus hombros, esa tristeza que nos va robando la alegría poco o poco quizás a cuentagotas hasta extinguirnos y hacernos incapaces de sentir otra cosa. Tenía mucho que agradecer a Fedra, muchas cosas que decirle y ya no tendría el tiempo para hacerlo, ella había sacrificado su vida para salvarla, así como lo había intentado en aquel risco a pesar de todo.

Curiosamente el cuerpo de la pelirroja  estaba cálido a pesar de la palidez mortecina que se apoderaba de su piel, no respiraba y su corazón se había detenido por completo dejando solo el silencio que indicaba la muerte, pero aun así su piel era cálida, daba la impresión de dormía apacible. Luna lo noto cuando beso su frente en una muestra de  respeto y cariño,  se sorprendió que la piel pálida de Fedra comenzara a brillar.

-¡Fedra! -Le llamo con voz quebrada. -¡Fedra! -Repitió mientras se aferraba a ese cuerpo inmóvil y pálido. -¡Fedra! -Volvió a llamarla cada vez con mayor desesperación, sus lagrimas habían escurrido de su rostro hasta comenzar a verterse sobre el cabello y la mejilla de la pelirroja, pero esta no se movía, hacia unos minutos había dejado de respirar y su corazón se había detenido para jamás latir de nuevo.

Hincada sobre el piso se aferraba con tenacidad a Fedra acunándola entre sus brazos intentando que esta abriera los ojos, pero su cuerpo no reaccionaba, todo era inútil, pero se resistía a creerlo. Sus brazos caían sin fuerza a sus costados y solo se movían mientras Luna se mecía sin soltarla, era como un títere al que le han cortado las cuerdas y con ello la vida.

Luna cerró los ojos con fuerza, deseando con todo su corazón que viviera, que esa maldición asesina no le hubiera arrebatado la vida a su amiga. Se aferraba con tal fuerza al cuerpo de Fedra, que de ella escapo una última exhalación, quizás del aire contenido en sus pulmones, sin embargo, fue entonces que con esa final exhalación una pequeña voluta de luz se escapo de entre sus labios, poseía una luz débil y casi extinta y sus consistencia era más traslucida conforme se alejaba de los labios ahora de color azuloso.

Fue entonces que una chispa de esperanza se encendió en el pecho de Luna y delicadamente dejo sobre el piso el cuerpo de Fedra mientras con suavidad tomaba sobre sus palmas extendidas esa ínfima lucecita  delicada.

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Draco iba al frente conduciéndolos por ese largo pasillo que parecía interminable, conforme avanzaba antorchas iban encendiendo a su paso alumbrando el camino. Entre más se adentraban en aquel lugar parecía que las paredes se iban cerrando cada vez más sobre ellos como intentado devorarlos.

Caminaban de prisa, tan rápido como podían en un lugar como ese, en un punto determinado el largo corredor se conectaba con una pequeña cámara que mostrando tres puerta frente a ellos, Draco no dudo un segundo en escoger el camino que seguirían giro el pomo de la puerta y se adentro a un nuevo laberinto de  pasillos hechos de roca solida.

Vladimir le seguía de cerca, sujetando con fuerza a Hermione que seguía atada fuertemente, lo que evitaba que tomara la varita que tenia escondida entre esas ropas elegantes y voluminosas. La había hecho silenciar con un hechizo después de que no parara de gritar amenazas, ahora solo soportaba esa mirada cargada de odio que cada vez parecía fascinar y enloquecer más a Parkinson.

Malfoy avanzaba sin duda, sabía muy bien que cualquier movimiento podría poner en riesgo de muerte a Hermione y por ningún motivo el permitiría algo como eso. Por eso estaba facilitando un medio de escape hasta encontrar el momento propicio para ponerla a salvo.