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And in her smile I see something more beautiful than the stars —Beth Revis



Mamá salía a un viaje de negocios, por dos días a la capital del país, Margarita tenía vacaciones y fue a visitar a su familia después de varios años. Yo juraba que estaba saliendo con mi mamá en secreto, obviamente eran suposiciones mías, pero si no, ¿cómo explicaría el hecho de que se llevan tan bien?

En fin, la casa estaba para mí sola por dos días, aún no sabía qué hacer, tenía toda la comida y el dinero necesarios para vivir por dos años sola, mi mamá siempre fue un poco exagerada. Aún no me decidía si dormir hasta el mediodía y hacer un festival de sándwiches antes de sentarme a ver televisión por el resto día o invitar a todos mis amigos y hacer una fiesta inolvidable. Aunque lo segundo no sonaba muy mal, tuve presente el hecho de que no tenía amigos y opté por la primera opción, además había decidido encender el karaoke de mamá y torturar al monstruo que vivía bajo mi cama con mi melodiosa voz de pato.

— nos vemos, llámame ante cualquier emergencia y no te olvides que también está Margarita para cuidarte, ella no va tan lejos de aquí así que si yo no contesto puedes llamarla— decía mamá mientras subía al taxi.

— Lo entiendo mamá, Margarita me dejó como cinco números antes de irse, nunca estaremos incomunicadas, te contaré toda mi alocada experiencia estando sola en esta casa. Si pierdo la virginidad también lo sabrás, sabes que yo te digo de todo— dije sonriendo, el taxista me miro extrañado o sorprendido, no estaba segura.

— pero para ese tipo de noticias debes llamar, nada de mensajes— sonrió, me dio un beso en la frente, me abrazo fuerte, como si fuera a irse a la guerra y terminó de subir al taxi.

Entré a la casa, había decidido dormir antes de recibir un mensaje en el móvil. "Si necesitas algo puedes hablar con el vecino, lo acabo de encontrar y le dije que esté al pendiente de ti. Es un buen chico. Llámame después de verlo"

Automáticamente sentí mi rostro acalorado, intenté no gritar de la emoción, luego recordé que estaba sola y podía hacer lo que quisiera así que grité como loca y recorrí la sala a saltitos. Estaba sola y podría invitar a Cristian para la cena y luego, luego llamar a mamá. Aparte de mi cabeza cualquier pensamiento absurdo y me concentre en lo que podía hacer para la cena e invitarlo.

Me acerqué a la ventana y lo observé estaba hubicando su automóvil en el garaje, después desapareció por un momento y luego salió por la puerta de su casa, llevaba puesto unas bermudas de vaquero y una remera negra con el nombre de algún grupo de Death Metal porque tenía calaveras por todo el frente y, en los pies, llevaba un par de alpargatas negras. Cruzó la calle y mi corazón comenzó a latir con fuerza, miré mi ropa y me avergoncé de mí misma porque ya era tarde para ir a cambiarme, tenía puesto mi pijama rosa de Barbie y una remera celeste con mariposas blancas y rosas por toda la tela. Por lo menos alcance a arreglarme el cabello para recibirlo. Tocó el timbre, tarde un poco en abrir, no quería que notara que lo estaba esperando.

— Sé qué estás ahí, abre la puerta— dijo desde afuera, abrí la puerta y me mostró una sonrisa— ¿crees que no te vi observándome desde la ventana?

— ¿eh? — miré a un costado bastante avergonzada— lo siento— alcance a decir.

— te ves linda, me encantan los pijamas de Barbie.

— ahh— exclamé y miré sus ojos verdes, eran encantadores— me puedo cambiar para estar más presentable

— no es necesario, estás bien, estás es tu casa ¿no? Tu mamá dijo que tenías comida para mí— sonrió sus ojos se achicaron y una pequeña arruga se formó al final de cada ojo.

HIJOS DEL FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora