XI

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Princesa amada, nada es lo que parece
Mira la noche llegar,

mira la primavera alejarse.

Princesa amada, nada es lo que parece
Mi corazón sigue esperando
encontrarte en el lugar estipulado.



El sol quemaba nuestras cabezas, nunca se me había ocurrido que, tal vez Yuki, tenía una percepción totalmente distinta a la mía del significado de "cerca de aquí".

Salimos temprano, cuando el sol a penas se dejaba ver y se sentía aún un poco del fresco nocturno, pero habíamos caminado durante horas, yo supuse que ya era el medio día porque el sol estaba en la cima del cielo quemando todo lo que estaba a su alcance.

- el fuego llora por sus hijos en disputa- dijo Yuki que tenía toda la energía del mundo.

"Tal vez él se llevó mi energía"- pensé.

- a esta hora el sol sale sobre todos nosotros para recordarnos que sus hijos siguen peleando- continuó hablando- cuenta la leyenda que el hijo de Aidan soportará el llanto del Fuego y traerá la paz que los hijos de Agni se llevaron.

- escuchas mucho a nuestra madre Yuki- dijo Inaia- esos cuentos no son reales, son cuentos. Los hijos de Agni nunca van a dejar el trono, además es el pueblo más fuerte, ni los hijos de la tierra pudieron contra ellos.

- porque los atacaron de sorpresa- respondió el joven de ojos celestes.

- ¿ellos son fuertes? -pregunté- ¿los hijos de la tierra?

- la palabra fuerte no alcanza para lo que son los hijos de la tierra- dijo Inaia, era la primera vez que me hablaba conmigo en todo el viaje- ellos son la creación más fuerte de los hijos del Dios de dioses, tanto física como mentalmente, ellos tenían magia, fuerza física...

- ya estas exagerando de nuevo- dijo Yuki- lo dices porque eres una de ellos.

- Creo que sólo saqué el color de ojos de ellos- pensé en voz alta.

- ¿qué? ¿No eres vestaina? - dijo Yuki, Inaia aparto la vista de su amigo y me miraba sorprendida.

- sí, no, es decir... - no podía hablar.

- ¿eres hija de la tierra verdad? Tus ojos se ven muy extraños, además tu pelo es lizo, eres como una mezcla de todos. ¿Eres hija del mismo Dios de dioses o una de las otras diosas que sirven al Dios de dioses? - preguntó Yuki, parecía que él quería saber sobre mi desde que llegué al pueblo y encontró el momento justo para preguntar todo.

- jamás va a poder responder tantas preguntas a la vez Yuki- le recriminó Inaia- ¿sabes qué Julieta? Mi padre una vez me contó una historia.

Yo miraba a ambos un poco confundida y molesta conmigo misma por hablar de más, hasta el momento no tenía el completo control de mi lengua.

- Un oráculo le dijo una vez que, de los hijos de la tierra, nacería el que destruiría el trono de Agni, yo al principio le creí, porque era muy niña, pero luego los vestainos mataron a casi todo pueblo, incluyendo mi familia y no volví a creer en eso, ni en nada que tenga ver con alguna profecía al respecto- continuó diciendo.

- lo sé, algunos emigraron al lugar de donde vengo- dije ambos me miraron aún más sorprendidos.

- pensé que venías de Vesta, por eso te odiaba- dijo Inaia.

- no, es más, quiero ir allá, tengo dos amigos que necesitan mi ayuda y creo que están en Vesta. Yo soy hija de una humana y un vestaino, si puedo llamar así a mi padre- terminé por soltar la información- mi madre tiene ojos idénticos a los tuyos Inaia y mi padre es completamente diferente a un vestaino, porque su padre era de un hijo del fuego y su madre una hija del agua- Yuki me observaba admirado mientras que Inaia cada vez más confundida, yo continúe hablando- según las visiones que he estado teniendo, en mi sangre corre también sangre de hijos del fuego, hijos del agua, hijos de la tierra e hijos del aire, bueno es lo que entendí. No sabía si era seguro contar todo, pero era una información que quemaba mi pecho y ya pesaba demasiado como para cargarlo sola, además Cristian no estaba para contarle todo lo que estaba pasando.

HIJOS DEL FUEGOWhere stories live. Discover now