XVII

89 14 15
                                    


¡Demonios de la Venganza! Bajo vuestro mando
Empuñé la espada con algo más que delicadas manos,
Decid: ¿es la vacilante voz de la piedad,
O es aquel húmedo horror el propósito del alma?
¡No! Mi corazón salvaje se sentó triste sobre la llanura,
Hasta que el Odio complete lo que el Amor comenzó.


Si, dejad que el seno frío que nunca supo
De la ternura súbita y generosa de la naturaleza,
Mezclando la piedad con la hiel de la burla,
Condene este corazón que sangró con amor abandonado.

Amor y Locura.- Thomas Campbell



No diría que fue el más incómodo de mi vida, pero sí que bastante incómodo para mí, no me quedó de otra que hablar porque sí era cierto que lo quería pedir, sólo que quería esperar el momento justo, según mi juicio.
Ile me miró un poco sorprendida y después de pensarlo un poco se acercó a la mesa, tomó la canasta y me miró, había un rayo de alegría en sus ojos.

— yo creo que no habría ningún problema, tendría que consultarlo con Alair— dijo— además eso ayudaría a te mantengas fuera de éste reino, a salvo.

— sí, me gustaría conocerlo— agregué.

— bien, regreso en un momento— estaba por salir cuando volvió a entrar y dijo— necesito el otro catre, solo por esta noche— después dejó pasar a otra mujer, también era pelirroja y con rulos, solo que un poco más regordeta que Ile, y se llevó el catre que yo usaba, un poco antes de salir me sonrió, se alejó dejando la puerta sin trancas, escuché sus pasos alejarse.

Me quedé mirando la puerta con la mente en blanco. Me emocionaba saber que habría posibilidad de conocer el castillo de los hijos del agua, paso un buen rato, pero Ile no volvió. Solo cuando tuve sueño me di cuenta que debía compartir la cama con Yuki, realmente me sentía un poco incómoda, pero me comporté, no quería parecer inmadura, la cama que dejaron era bastante grande, ambos dormiríamos cómodos sin estorbarnos, no era como que, de noche, mágicamente, la cama se encogería y tuviera que dormir pegada a Yuki. Él rápidamente se dio cuenta de lo que pasaba por mi mente, así que se ofreció a dormir en el suelo, obviamente me negué y decidimos dormir en la misma cama. Nos dimos la espalda, pero por alguna razón mi corazón latía con fuerza, gracias al canto de los grillos, mis latidos no se oían del todo. Me sentía extraña, no era la primera vez que dormía en la misma habitación que Yuki, habíamos pasado varios días en la misma cabaña, además, en el pueblo de Mar, ella dormía en la cama que yo usaba y, por mi parte, tenía que dormir con Yuki e Inaia en la habitación de Mar, tal vez antes no tenía problema porque suponía que era menor que yo, pero ya que sabía su edad verdadera me moría de vergüenza.

— me gusta el sonido de los grillos— dijo Yuki— espero que aún no duermas.

Paso por mi cabeza ignorarlo y dormir, de noche es cuando más se dicen los secretos y cosas de las que después uno se arrepiente, bueno, así decían en mi mundo, esperaba con todo mi corazón que en este mundo no sea así.

— aún no duermo— contesté.

— quiero decirte algo.

Sentí a mi corazón latir en mi cuello, creía que iba a vomitar, por alguna razón mi mente no quería escuchar lo que Yuki dijera, pero algo más adentro me decía que lo escuche.

"Duerme, duerme, duerme... una oveja, dos ovejas, tres, cuatro, cinco... no funciona, mejor lo escucho"

— Julieta— comenzó, podía sentir su mirada en mi espalda, pero no gire, sabía que si lo hacía me obligaría a escuchar y atender todo lo que dijera— yo... yo te quiero...

HIJOS DEL FUEGOWhere stories live. Discover now