XVIII

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Entonces debo ver a la Eterna Noche
Sentado sobre aquellos ojos encantadores,
Cerrando suavemente sus resplandores,
Que una vez se alzaron en fulgor radiante,
Y cuyos soles supieron probar la existencia
Del Conocimiento y del Amor?

Oh, si usted no desea permanecer
En este plano bajo y terrenal,
Eligiendo aquella plena herencia inmortal;
Al menos decidnos, se lo rogamos;
Dónde están todas las Bellezas,
Hoy coronadas de cenizas,
Que un día fueron concedidas. [...]


¿No cederemos a ninguna causa
Mientras otros ahogan sus lamentos?
Ha cambiado el curso de nuestros ancestros,
Y sus leyes yacen bajo el agua.
Tus Bellezas no han podido revivirlos,
Ni arrancarlos del páramo del olvido.


Decidnos, pues los oráculos aún deben ascender
Por aquellos que se agitan en sus tumbas,
Decidnos en dónde se encuentran las bellezas,
Y cuáles son sus intenciones;
Decidnos aquello que nuestra pena calla
Y nuestra esperanza alivia.

"Elegía sobre la tumba-Edward Herbert de Cherbury"



Me despertó el olor de los huevos revueltos que cocinaba Margarita cada vez que mamá se iba de viaje. Me senté en la cama y miré a mi alrededor, mi habitación estaba patas para arriba, hacía días que no lo ordenaba, mi mamá siempre me obligaba a tener todo en orden, pero Margarita no se preocupaba ni por entrar a mi habitación, ella siempre decía "mi trabajo es educarte, que hagas o no lo que te enseño es cosa tuya", en cambio mi madre me amenazaba para que lo limpie todo. Me volví a acostar y me tapé la cara con la sábana, esta olía al enjuague que siempre usábamos en las ropas, era agradable volver a sentir todo eso, la cama, el olor del desayuno, me acurruqué entre mi sábana y esperé a que mi maestra venga a buscarme. La puerta se abrió y Margarita entró por ella.

— Julie, ¿te sientes mejor? — preguntó sentándose en mi cama y acariciando mi cabello.

— sí ¿Por qué?

— es que ayer estabas muy mal, vomitabas mucho y volabas de fiebre, tus padres están en camino— dijo Margarita.

— ¿padres? — pregunté y me senté a su lado.

— sí, ellos fueron de vacaciones por tres semanas...

— ¿juntos? — la interrumpí.

— sí Julieta, es por su aniversario de bodas, no iría cada uno por su parte— dijo Margarita poniendo los ojos blancos, yo la miré sorprendida, ella no acostumbraba a hacer ese tipo de gestos— ¿segura que te sientes mejor?

— estoy confundida, eso es todo, ¿desde cuándo papá volvió? — pregunté.

— ¿cómo que volvió? Aún no volvieron

— no me refiero a...

De pronto la imagen de Cristian siendo apresado recorrió mi mente y recordé que yo debía estar en Vesta, ayudarlo, recordé a Yuki y que estábamos en peligro. ¿Qué hacía yo disfrutando de la cama cuando mis amigos estaban en peligro?, no era como que yo ayudaba mucho, pero, al menos, no quería estar bien mientras ellos estaban mal. Me sorprendí de ese deseo mío.

— tengo que encontrar la forma de volver a Vesta— dije.

— ¿a la escuela? ¿Por qué, tenías examen? — preguntó Margarita que volvió a tocar mi frente para comprobar mi temperatura.

HIJOS DEL FUEGOWhere stories live. Discover now