XXXII

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Canta conmigo al Dios de dioses,
Canta conmigo para quede su gloria goces.

El Dios de dioses busca el bien,
A pesar de lo que sea él lo va a hacer.


Desperté en la habitación que me dieron para que descanse en Ohian, sentado en la silla y con cabeza en la mesa, estaba Yuki descansando. Me puse levante y fui a despertarlo. Él se puso de pié en un salto y tomó mis manos.

— Estabas llorando— dijo mirando mis ojos.

— ¿en serio? ¡Qué locura! — sobreactué.

— el príncipe está en su habitación, aquella mujer lo dejó inconsciente, pero está bien.

— ¿era tan fuerte?

— sí, era muy poderosa, la reina Barsha, la verdadera, peleó mucho tiempo contra ella y yo tuve que intervenir algunas veces— dijo mostrando orgullosamente una herida en su antebrazo— nos dio mucha batalla, pero ahora también está inconsciente, la reina dice que ella no es mala.

Yo simplemente movía la cabeza y lo escuchaba, al parecer Yuki noto mi aire pesado porque varias veces pregunto si me encontraba bien, a todas le respondí que sí con una sonrisa.

— ¿Segura? — Insistió sentándose a mi lado— normalmente estás un poco más... animada.

— segura.

— ¿quieres ir a ver a Cristian? Está en su...

— no— lo interrumpí— estoy bien, tal vez estoy un poco cansada, son demasiadas cosas para alguien que no quería ni subir escaleras en su casa— dije entre risitas un tanto inventadas y toque mi cabello con ambas mano, sólo en ese momento me percaté de que no tenía ninguna herida, ni cicatriz, nada en la mano— ¿cómo es que no tengo herida?

— nuestra madre te puso nuevamente esas hierbas.

— ¿cuantos días quedé dormida?

— fueron dos días Julie.

¡Ya había funcionado en mí esas hierbas!, es decir, funcionaba para retener el sangrado, pero no las sanaba, estaba segura que en eso también había interferido la reina falsa ¿acaso quería que me muriera desangrada? ¿Me odiaba por parecer vestaina o por ser hija del agua? ¿Acaso ella quería a Yuki y me veía como una posible rival?

— ¿para tener a Yuki? — pensé en voz alta.

— ¿A mí? ¿De qué hablas?

— pensé en voz alta— dije sonriendo genuinamente— lo siento.

— Vamos, dime lo que pensabas— insistía, pero no hablé.

Cuando Yuki por fin dejó de insistir, fuimos junto a la reina Barsha, ella sí sonreía y era agradable, al llegar junto a ella, lo primero que comentó fue que sabía lo que yo sabía, yo la miré extraña y después de invitarme a tomar asiento, pidió a Yuki que nos dejara solas. Por un momento sentí temor, pero después de una taza de té, estaba más relajada.

— es té de tilo, para que estés más tranquila— dijo sentándose, yo le sonreí y ella continuó— sé lo que pasa en el corazón del príncipe Mizu y en el tuyo, aunque tú eres un poco más complicada, hay algo que no permites que vea— puso los ojos en blanco y sonrió verdaderamente divertida— ¿a quién quieres Julie? Tienes que decidir en algún momento, no te digo que lo hagas ahora, pero tienes que hacerlo, ninguno de los dos puede esperar para siempre, ambos necesitan descendientes, así es en nuestro mundo.

HIJOS DEL FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora