003 | #DURO

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NICK


Otra vez solo.

Dejo descansar la cabeza en la almohada de la enorme suite del edificio, desde la cual me llegan las luces y titileos de la ciudad.

Suspiro.

Mi piel roza con el sedoso juego de sábanas que huele a almizcle. El colchón de repente me impresiona demasiado grande. Miro a ambos lados y sólo encuentro, a mi izquierda, un mueble de biblioteca con algunos premios y libros sueltos. Al otro, un enorme ventanal. Pero ella no está. Nunca estuvo en mi cuarto. La única vez que dormimos juntos fue en su habitación, dentro del diminuto apartamento que le alcanzaba para pagar. No era el lugar más cómodo ni más lujoso, pero al estar con ella, lo demás no tenía sentido. O quizá, nunca lo tuvo en absoluto.

Cierro los ojos y tomo un almohadón. Me presiono fuertemente el rostro, preguntándome cuánto sería capaz de permanecer sin respirar...no obstante, nada de esto sucede.

Lo único que me queda de ella es la habitación de huéspedes donde durmió mientras permaneció aquí...

Me pongo de pie de sopetón. Camino desnudo hasta el armario, de donde saco un pantalón pijama y me lo coloco. Ando descalzo por la alfombra de mi suite hasta salir. Desciendo al pasillo inferior y llego al segundo piso. Me acerco hasta la habitación donde dormía Nat y abro la puerta lentamente, como si fuese un intruso en mi propia casa.

O como si la fuese a despertar.

Pero no está.

Las posibilidades de entrar en su habitación, meterme en su cama, bajo las sábanas y despertarla con besos en todo el cuerpo, se ha esfumado, al igual que sus ganas de volver a verme.

¿Cuándo podré superarlo? Ha pasado más tiempo del que estuvimos juntos. Desde que fue mi alumna hasta que fui su tutor de prácticas en el hospital, me estuvo rondando en la cabeza más de una vez bajarle esas braguitas y montármela sin piedad.

Hasta que la ocasión llegó, se repitió. Me dejó siempre con ganas de más, de mucho más. Me pregunto cuánto precisamente es lo que yo quería de ella.

La cama está arreglada sin una arruga. La habitación permanece impecable. Hace más de seis meses que nadie pasa por este sitio, sin embargo, los recuerdos permanecen tan frescos que aún siento su partida como si hubiese sucedido hace sólo un momento.

Aquella noche, me dejó encerrado en la habitación. "Esto eres tú" me dijo, señalándose a sí misma y las magulladuras que le quedaron, evidenciando que mi frenesí al poseerla, le hizo daño y supe entonces que había arruinado todo hasta el fondo.

Pude verla. Pude verla realmente.

Y me vi a mí mismo en ella. En sus heridas.

Ella era eso en lo que yo la estaba convirtiendo. Y se fue. Escapó para que no la termine de destruir, aún más de lo que estaba, de lo que su vida misma le hizo padecer.

Desarmo la cama.

Tomo los almohadones y los arrojo contra el ventanal.

La habitación es mucho más pequeña que mi suite en el piso superior, sin embargo, aún así es infinitamente más grande que todo el apartamento completo donde vivía.

¿Dónde estará ahora? ¿Habrá sanado por completo? ¿Conoció a alguien? ¿Otra persona le amó desde entonces? ¿Ella habrá decidido darle una oportunidad a alguien más y quizá, por ese motivo decidió no volver? ¿Le estaría dando un mejor pasar? Como para no necesitar el dinero que le había provisto la residencia...

+18 Las Mentiras del JefeWhere stories live. Discover now