080 | #DESPEGUE

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NATALIE

Un golpe símil a una maza impactando contra la puerta es lo que la abre de par en par.

Lo primero que capto son dos siluetas recortándose, una más delante de la otra. Tras ellas, las luces de emergencia titilan color rojo.

Los intrusos avanzan a punta de metralleta. Desplazan la maza al suelo.

Tienen máscaras de gas y equipamiento como para subsistir a una nueva guerra mundial.

Mi corazón se encoge al verlos.

Magda vuelve a gritar y todos volvemos a ella.

El prototipo le ha clavado un bisturí a su creadora y ahora mismo está a punto de arremeter contra Nick.

Verlo acorralado, manchado con su guardapolvo con su sangre y asustado contra un rincón, aún estando malherido por la bala que lo tiró al mar hace sólo unas semanas, me hace pensar en cuán vulnerables somos todos. Todos. Siempre en algún punto.

¡Le salvó la vida, carajo!

Y alguna vez, también me la salvó a mí.

—¡Hey, imbécil!—le grito.

Y se vuelve a mí durante un segundo.

Momento en que tiro la camilla contra él, quedando ésta interpuesta entre su cuerpo desnudo y el de mi doctor favorito.

Acto seguido, uno de los recién llegados consigue adelantarse, sujetando al tipo e inmovilizándolo contra la camilla.

Acaba de ser intervenido de vida o muerte, ¡cómo carajos puede tener fuerzas para intentar evadirse! ¿Cuál es el verdadero funcionamiento del dispositivo instalado en su cabeza?

Una de las personas se acerca a mí, retirando su máscara de gas.

Sacude su mano en gesto de que salgamos.

—Es hora—anuncia.

—Por qué debería acompañarte—la enfrento. Tampoco es que me queden muchas opciones, pero me parece imprescindible demostrar que nadie me es de fiar.

—Yo creo que tampoco es que tengas muchas opciones—interviene la persona que inmoviliza al prototipo, envolviendo sus manos en esposas y obligándolo a obedecerle—, también hemos venido aquí por ti—le habla esta vez a él—, así que no te pongas difícil o no podremos salvarte el jodido pellejo.

—Tus amigos esperan—dice ella—. Estoy segura de que Sophia tiene unas ganas enormes de volver a verte.

Maldita.

Tú cómo demonios saben quién es Sophia.

Luego se vuelve a Nick:

—¿Y tú qué esperas ahí? ¡Vamos!



El camino para salir es hacia arriba.

Llegamos a la terraza tras encontrar algunos guardias y escudados con el equipo que ha sido enviado para sacarnos de aquí.

Pienso en todo lo que estamos dejando atrás.

Pienso en las posibilidades de escapar.

¿Son reales? ¿Podremos? ¿Qué nos espera fuera? ¿Qué nos asegura que no será peor que esto?

Un helicóptero del ejército nos espera fuera.

Hay buques de guerra también circundando la isla.

Un montón de agentes y guardias arremeten contra ellos. Los han encontrado y ahora mismo los tienen rodeados.

Cómo diablos... Ni yo pude lograr esto. ¿Qué puede tener que ver Sophia? Jamás hablé con ella del mundo en el que estaba involucrada.

—¡El lugar va a estallar!—anuncia la chica.

El helicóptero permanece sobre la terraza y tienden una escalera. Por esta empujan al prototipo, también suben algunos de los guardias que nos protegen mientras otros dos costean los alrededores de la gente que trabaja para la Isla Little. O lo hacía.

—El sitio está preparado para estallar si es hallado. No debemos tener mucho tiempo—me insta ella.

Y cuando llega mi hora, subo.

Ella también.

Los guardias también. Pero antes de que se cierre la portezuela, me vuelvo sobre el prototipo manchado de sangre, desnudo, con ira ardiendo en sus ojos.

Y arremete en mi contra para tirarme del helicóptero.


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#LasMentirasDelJefe

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