030 | #ELPACTO

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Nick

Años atrás...

—¡Esta es la puta gloria, hermano!

Ken está en la habitación. Cosa que casi nunca sucede ya que es frecuente que ando en fiestas, el que se la pasa mucho tiempo aquí cuando no está en clases soy yo.

Sin embargo, también conservo mis obligaciones y mis visitas culposas a festejos de fraternidad.

En la cama contigua está él, mientras intento resumir un apunte de "Introducción a la salud mental". No obstante, ahora mismo toda mi atención es puesta en la bolsa que acaba de descubrir. Cabe en la palma de su mano y es transparente, con un contenido en polvo color blanco.

—¿De dónde sacaste eso?—le pregunto, captando que mi voz ronda entre la fascinación y el horror.

—Los de segundo saben. Muchos la compran para pasar noches enteras estudiando, otros la consumen directamente de la hoja para masticar o sólo aguantar despiertos en unos tecitos para maricas. ¿Quieres una probadita de la buena?

No respondo.

Mis labios están entreabiertos y mis ojos grandes como platos contemplando atentamente lo que hace.

—Pásame eso—me ordena, señalando una carpeta oficio vacía que tengo sobre la cama. Es donde venía un viejo trabajo práctico que entregué y ahora está desocupada.

Lo dudo un momento, pero finalmente lo hago bajo la idea de que, quizás así, me deje seguir con mis tareas.

—Toma.

Una vez que la sostiene, le arranca la tapa e intento soltarle un insulto por hacer eso sin consultarme antes, no obstante es bastante obvio lo que hará a continuación. No es la primera vez que alguien consume coca delante de mí.

Ken suelta el polvo sobre la tapa de la carpeta y saca su billetera del bolsillo trasero de los jeans. De esta toma una tarjeta de crédito y esparce el polvo blanco, moliendo un poco más las partículas para que pase mejor por las fosas nasales. Arma unas líneas, logrando ocho en total y me mira, completamente excitado.

—Vaya—murmura—, ¿te haces una idea lo que podríamos recaudar vendiendo esta maravilla?

—Olvídalo—mi voz es tajante—, no pienso meterme en cuestiones ilegales. Ya bastante tengo con la línea de teléfono.

—Esa hot line no es ilegal.

—Pero es inmoral y la coca me jodería aún peor.

—Acompáñame en un par de líneas, entonces—propone—. Y nada de venta, por ahora.

Permanezco dubitativo. Varias veces he observado cómo consumen drogas delante de mí, por lo general en fiestas. He probado marihuana y éxtasis, pero no inhalar coca. De sólo pensar que podría ahogarme, me genera cierto malestar. Sin embargo, mi curiosidad está tentándome de pensar en que una línea al menos me ayudaría a estar despierto. Mañana rindo examen y necesito algo que me permita sostenerme, anoche tuve unas cuantas clientas muy demandantes que me permitieron dormir sólo tres horas.

—Sólo una—murmura.

—Bien, hermano, bien.

Se ubica a la orilla de la cama, sentado, con la tapa de la carpeta sobre el regazo. Opto por levantarme y moverme hasta quedar a su lado, tomo asiento y me inclino.

—Acércame eso—le obligo.

—¿Estás loco? Agáchate y toma lo que quieras. Si me la chupas, que sea luego de que esté drogado.

+18 Las Mentiras del JefeWhere stories live. Discover now