019 | #Tentada

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Tengo una ubicación.

Subo al auto con Malcolm en cuanto llega al anochecer a la cabaña que me tiene aislada. Me he vestido con una sudadera de él que me permitirá hundirme en su capucha si alguien me ve, y unos pantalones deportivos míos con zapatillas en caso de tener que huir.

He podido ubicar a alguien que es posiblemente, un comprador de Little. Aún no ha sido factible dar con la web en todo su esplendor, sin embargo, sabemos que ella está y hay muchas pistas en la internet sombría que nos indican la factibilidad de su existencia.

Samurái ha podido localizar una sala de chat anónima, filtrándose en ella y compartiéndome la captura a través de un usuario que parece ser un tanto descuidado en su seguridad informática.

La sala de chat observa las veinticuatro horas a un niño de unos doce años encerrado. No he querido detenerme a ver qué demonios se supone que sucede ahí, sólo quiero encontrar a uno de sus clientes despreciables y arruinarle la vida de por vida.

No por ello, implica que lo haré sin considerar la factibilidad de las opciones antes.

—¿Segura que no es una trampa?—me pregunta Malcolm.

—Llámale al loco si quieres. Toma los recaudos necesarios.

Ya al volante, mi chofer y macizo guardaespaldas revisa su móvil. Algo encuentra que lo alivia y se lo guarda.

—Bien—suspira mientras desajusta el nudo de su corbata—, espero que no nos metamos en grandes problemas.

—Lo dudo—señalo, desviando mi mirada de la nuez de adán que libera su corbata a sus pectorales macizos subiendo y bajando.

Antes de arrancar se quita el saco y lo arroja al asiento de atrás. Se ajusta las mangas de la camisa blanca hacia atrás, haciéndome pensar en cuanto se quita la ropa y me resulta tan difícil saber coordinar las opciones.

Vuelvo a mi móvil e indago en la ubicación. Le señalo a Malcolm por donde andar como si yo fuese la voz del GPS espiando con Earth la ubicación.

—Al parecer—murmuro—, se trata de una casa de familia en un vecindario de clase media-alta. Un perfecto escondiste al estilo "aquí no pasa nada, es todo absolutamente normal".

—O una persona normal en una familia normal que tiene gustos enfermizos o negocios desagradables.

Por algún motivo la imagen de Nick aparece como un flash por mi cabeza. Lamentablemente, demasiado sexy y demasiado malvado.

—Es una buena deducción—mi voz sale con un deje de decepción así que cambio de tema para que pensar en él no me quite el entusiasmo—. ¿Sabías que los primeros sitios porno empezaron así? Como casas normales donde se hacían tomas interesantes. Hoy en día el prototipo se mantiene, sin embargo es mucho más factible que sean detectados. Total, hace unos veinte años, ¿quién sospecharía que tu vecino rueda películas porno en el interior de su casa?

Él me mira de reojo y suelta una carcajada.

—Me preocupa que sepa todo eso.

—Hay muchos documentales al respecto.

Él finge asombro:

—En algún momento los buscaré. Por cierto, linda sudadera.

Dicho esto, me dirige una risita cargada de picardía. De no ser que estamos en un espacio minúsculo, lo codearía. Me asusta el contacto físico dentro de este lugar minúsculo, más aún si hay una sonrisa de por medio.

Así que me coloco los auriculares y me anulo un instante.



+18 Las Mentiras del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora