053 | #INERCIA

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NATALIE

El modelo de crioconservación de embriones al que Nick aspiraba era muy distinto de lo que hoy tengo delante de mí.

Tuvo intención de que yo estudie su carpeta ya que buscaba que fuese parte de su proyecto, una perspectiva de futuro que lo tenía obsesionado, que me logró enamorarme a mí y que estas personas robaron para pervertirlo a su gusto.

Es imposible que todo esto haya sido manipulado por Nick; sí fue ideado por él, pero no bajo estas coordenadas.

Kaneki anda a mi lado. En silencio. Recorremos entre las calles de la isla, contemplando las casas improvisadas a nuestro alrededor.

Hay algunas viviendas de lujo y otras de bajo presupuesto; evidentemente personas eligen vivir en este sitio. El resto de las construcciones visibles son galpones y un enorme edificio con pista de aterrizaje en el cual funciona para hospedar huéspedes.

La brisa marina desliza el cabello de Kaneki hacia atrás. Lo observo de reojo mientras caminamos. Esta vez se ve más relajado, con gafas de sol, camisa blanca playera y bermuda. Dejó de lado los zapatos para usar unas chanclas que facilitan su andar por la arena.

Yo sigo exactamente igual que cuando llegué, con la diferencia que ahora puedo caminar y tengo las manos encadenadas a la espalda.

Algunas personas andan, hombres con cierto margen de poder, niños juegan a la pelota en la calle, per mujeres van de un lugar a otro con prisa, como si pudiesen ser atrapadas en cualquier momento.

¿Qué carajos es este lugar? ¿Me lo habría imaginado más allá de una web serie distópica?

—Disfruta del lugar donde estás—me dice Kaneki—. Este es el verdadero paraíso, un lugar hecho a medida. Todo lo que quieras es diseñado a tu gusto, ¡podrías tenerlo todo! Eres una chica inteligente y te quiero para mí y para mi pequeño emprendimiento personal.

Me pregunto qué consecuencias tendría intentar matarlo. Lamentablemente este "pequeño emprendimiento personal" tiene cámaras en cada esquina y una inversión millonaria en seguridad.

Ideando maneras factibles de asesinarlo, pierdo de vista que estará esperando una respuesta de mi parte. Me he llamado al silencio, profundizando en mí si realmente debo ser una criminal para sobrevivir o si morir sería aún más digno. La parte de mí que opta por la primera me hace pensar en el ensañamiento terapéutico, pero mis ambiciones más singulares hacia la fascinación por la ciencia y la tecnología me lleva a idear lo segundo.

—Esto no es un paraíso—le digo—, ni un "pequeño emprendimiento personal". Es el mismísimo infierno.

Kaneki da un resoplido antes de responder.

—Infierno o paraíso, ¿qué diferencia hay si te sientes en el lugar indicado?

—No es mi caso.

—No me mientas, bombón. Yo te di este lugar, armado por manipulación genética e intervenciones tecnomédicas que no veremos en la vida cotidiana hasta dentro de unos cuantos años.

—No debería haber nunca un lugar así.

—Sabes que la ciencia avanza sobre la ética. Gracias a algo que se denomina "moral". La moral cambia con los tiempos, lo que antes estaba prohibido, hoy nos fascina.

La crioconservación de embriones tiene vacíos legales, como pensar ¿qué sucede con aquellos óvulos fecundados no seleccionados para la fertilización legal? ¿En verdad la gente normal piensa que son desechados? Pudiendo servirle al progreso...

—¿Te piensas que el futuro son naves espaciales y autopistas con luces led?—se mofa Kaneki—. ¡El futuro es esto!

—Miseria, miedo y coerción.

—Yo le llamaría "evolucionar".

—A condición de esclavizar. Traer personas al mundo para someterlas y desecharlas.

—¿No somos animales humanos?

—Humanos antes que animales.

—¿Si se pueden criar animales para su consumo, por qué no personas? La diferencia está en que algunos animalitos tienen nombre y un techo. Lo mismo con los humanos. ¿Te piensas que esto es una tortura? Viven en un lugar paradisíaco, llegan por voluntad propia todos los días y traemos personas al mundo diseñadas lo más perfectas que se pueda.

—¿Te oyes cuán enfermo estás?—me planto al suelo, harta de tener que procesar la manera de pensar en este imbécil.

Y en todos los imbéciles que le acompañan y son parte de la Isla CUERPOS.

Kaneki también detiene su andar, se levanta las gafas oscuras para que lo mire a los ojos y me dice demasiado cerca, más de lo que mi repulsión tolera:

—Tu amorcito Nicholas Jefferson ideó este sitio cuando estaba en segundo año de la universidad. Su idea era salvar personas a partir de la medicina y los avances de la ciencia. Me lo comunicó cuando éramos poco más que adolescentes, pero él ya sabía que yo siempre tuve buen tacto para la administración y la economía. Si no hubiese querido hacerse rico con esto, sabía que lo haría yo.

—Tú lo has dicho: él quería salvar personas. Conocía su proyecto.

—¿Te habló alguna vez de este sitio?

—No. Ni siquiera sabía que existía.

—Claro que lo sabía, al menos en sus ideales futuros. Pero no estaba al tanto de que las ganancias de Dirty fueron a parar a un lugar tan maravilloso como éste. Las deudas tuvieron que cubrirse con criptomonedas y robos bancarios.

—¿Le...robaste...a Dirty para construir esta mierda? ¡Tu trabajas para esa productora!

—Necesitaba costear deudas de años. Millones. Y pronto lo recuperé y te hice la devolución pertinente.

Kaneki me guiña un ojo y quedo paralizada.

Retrocedo, impactada por lo que acaba de decirme; aún intento procesar cada aspecto de lo que me ha dicho.

Todo el tiempo.

Todo el maldito tiempo...

...el plan fue traerme hasta acá.

Y deshacerse de quien ideó esto.

Pero para salvar a las personas que hoy están siendo esclavizadas, no a los enfermos que vienen a saciar sus instintos.

—En algún momento ibas a tener que saberlo—admite. De inmediato noto que las cámaras a nuestros alrededores se giran hasta nosotros y guardias de seguridad que rondan las calles se acercan.

En el mundo normal podría pedirles auxilio y se llevarían detenido al acosador.

En este mundo del futuro, yo soy la amenaza.

—Es hora de que te acicales y veas el estudio.

—Hijo de puta—intento gritar, pero apenas sale con un hilo de voz desde mi garganta—. No eres el hacker, aunque...fuiste tú quien lo contrató.

—Un plan que me demoró casi dos años, Pastelito. Pero finalmente estás aquí—admite con una sonrisa de boca en boca y finalmente suelta—: Este sitio se diseñó gracias a que caíste en la telaraña. Esta isla es LA ciudad del futuro. Y es hora de que conozcas a mi socia, quien me ayudó con cada detalle...



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#LasMentirasDelJefe

MARATÓN

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