032 | #LIBÉRALO

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Nick

En la actualidad...

La fuerza que me derriba es imprevista, pero no imposible.

Lo inesperado es el único motivo por el cual ha podido tirarme, de lo contrario, no hubiera sido posible.

El desastre que implican sus brazos cerrándose con fuerza alrededor de mi cuello implica su intención de ahogarme, o bien, de querer romperme el cuello.

—¡DÉJAME EN PAZ!—grita con desesperación.

No obstante, mi voz sólo es un montón de letras inconexas.

—N...N...

—¡YA DÉJAME IR!

—N...Na...Nat...

—¡PÚDRETE MALD...! ¡Oh! ¿Tú...?

De pronto su interés por ahogarme cerrando sus brazos por mi cuello cede. Nat se aparta arrastrándose en el suelo y retrocede, alejándose de mí, como si fuese un peligroso veneno a punto de matarla.

Yo toso desesperadamente con la mirada borrosa. Producto de la desesperación parpadeo en reiteradas ocasiones, buscando lograr visualizarla con claridad, intentando pronunciar su nombre, pero con la tos atravesada en mi garganta.

—Nick...

Su voz es como finas cuchillas torturando mis oídos. Es dulce. Bella y descarriada.

Aún así mi nombre en sus labios me sabe a gloria.

—Nat—logro articular, consiguiendo aclarar mi mirada y observándola. Noto así que está sentada en el suelo delante de mí, observándome con sus enormes ojos cristalinos invadidos de lágrimas, su piel pálida, más que de lo normal. La luz de la luna baña su cabello desordenado y largo, sus labios llenos semiabiertos las cejas sumamente levantadas.

—Qué...haces...aquí—farfulla con la voz a punto de quebrar.

—Santo...cielo...Nat. No vuelvas a alejarte de mí.

Y clavando los dedos en la graba me arrastro hasta ella en la desesperada búsqueda de sentirla conmigo.

Está aquí.

Está aquí.

Es...real.



El entorno se convierte en algo mudo, de una infinita inmensidad silenciosa.

Natalie permanece a unos metros de mí, estupefacta. Intento acercarme a ella, pero toda la reacción que obtengo por respuesta es que se aleja más; parece un cachorro al que acaban de herir y ha de al tomar distancia para que no le sigan lastimando.

Han sucedido cosas horribles. Se hace evidente en su mirada atravesada por el susto.

Y porque conozco ese temor evidenciado en un gesto tortuoso mendigando clemencia.

La diferencia es que en ella se manifiesta un desagrado que me resulta imposible de soportar. Nat. Se aleja de mí como si yo fuese un monstruo...o como si ella en toda su indefensión hubiese descubierto el monstruo que habita en mi interior, por fin.

Este monstruo que ahora ha llegado en busca de su redención.

No quiero ser esto.

Intento acercarme una vez más y ella sólo responde arrastrándose hacia atrás e intentado sacudir una patada en mi dirección.

+18 Las Mentiras del JefeWhere stories live. Discover now