082 | #ÚLTIMAVIDA

8.2K 1.1K 43
                                    

NATALIE

—¿Papá?

Su habitación en el hospital está vacía. Alguien ha retirado las sábanas de la cama y se lo ha llevado a él. Esto solo puede significar lo peor.

Mi corazón se acelera y sube en mi interior, provocando que mi pecho se encoja. El mundo está en llamas.

Salgo de la habitación.

—¡¿Hola?!—llamo a todas partes como si tuviese una persona definida a quien le hago mi requerimiento—. Por favor, que alguien venga. ¡¿Dónde lo llevaron?! ¿Doctor? ¿Enfermera?

Sigo avanzando entre los pasillos, pero el maldito hospital está vacío mientras en mi cabeza persiste la sensación de que todo esto es lo peor.

Lo peor está aquí.

No tenía que suceder.

Nadie me avisó.

Las cosas debían ser así: permanecer con él hasta el último...momento.

—¡¿Alguien puede decirme dónde está mi papá?!

Como una niña perdida en el hipermercado, busco una señal o algo que me permita identificar que no he quedado completamente sola. ¿Dónde se fueron todos?

—Por favor—insisto con mis mejillas ardiendo y a punto de llegar a planta baja. Nadie está aquí. Nadie me explicó nada.

Ando y ando y ando.

Hasta que mis pies se detienen.

Me clavo al suelo.

Llego a la sala de espera en el piso inferior. Las ventanas dejan filtrar intensos rayos de luz que tiñen todo de blanco.

Está ahí.

Él.

De pie.

Observándome llegar.

—Cariño—me dice con su cálida voz. Se encuentra vistiendo todo de blanco, a tono con su barba y su pelo canoso. Mantiene el mismo semblante de calidez que añoré durante tanto tiempo, como si nunca hubiese pasado un día—, estás aquí. Finalmente.

—Papi...

Mis ojos se llenan de lágrimas y corro hasta él, recordando que en verdad se fue hace mucho, mucho tiempo.

Me permito llorar en su hombro y quiero decirle cuán difícil ha sido todo, lo terrible que es el mundo y lo injustas que son las oportunidades

Él parece entenderlo ya que coloca una mano sobre mi espalda y da unas palmaditas.

—Calma—dice a mi oído—, ya ha pasado todo. No tendrás que sufrir más—me asegura—. Ya estás aquí.

—Te he necesitado durante tanto tiempo—le confieso.

Y pienso en Anthony, en Malcolm y en cada uno de los hombres que pasaron por mi vida arrancándome un poco de ella. Pienso en Nick. Y en mis intereses vanos de hacerlo cambiar.

—Te fuiste y me hiciste sufrir—lo culpo.

—Te dejaste caer.

Me aparto un poco de él y acompaña su último dicho tan cruel y doloroso de una sonrisa que inspira amor.

Su mirada está llena de orgullo:

—Te hiciste tan grande y fuerte.

—Nunca fui fuerte.

—Si. Te hiciste a puños y patadas.

—Me desarmé más de una vez.

—Cielo...

Hace silencio de pronto en el esfuerzo de devolverme algo de tranquilidad.

Pero no puedo apaciguarme, no me puedo quedar, no sé por qué está ocurriendo esto, pero está conmigo y es como si siempre me hubiese estado esperando.

Papá siempre me esperó.

Mamá también, pero su enfermedad estuvo muy avanzada...

—¿Recuerdas ese libro que siempre leía cuando te ibas a dormir?

—Me contabas rápido un cuento para poder irte a leer. No sabías leer bien, pero intentabas con ese.

—Era un buen texto. Cesar Vallejo.

—¿Qué decía?

—Explicaba que algún día me iría. O tu te irías. Y es imposible evitarlo. El destino tiene sus reglas.

—No... Tú no...

Su voz suena cálida cuando recita una parte del texto.

Y todo cuadra en mi interior.

Al fin de la batalla y muerto el combatiente,

Vino hacia él un hombre y le dijo

'No te mueras, ¡te quiero tanto!'

Pero el sujeto siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle

'¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida...!

Pero el sujeto siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil clamando

'¡Tanto amor y no poder nada en contra de la muerte!'

Pero el sujeto siguió muriendo.

—Detente—le pido.

—Cielo—me dice él—, el tiempo es malvado. Se va y nos quita todo lo que nos ha dado. Aprovecha lo que tienes. Aprovecha tu potencial. Regresa allá y demuestra quién eres.

—No—insisto—. No...te dejaré.

—Cielo. Ve.

—¡No!

Se aparta, rompiendo el abrazo.

—No temas a lo que quieres. Lucha por conseguirlo. Arriesga por lo que amas, lo peor que podría suceder es que no salga bien... O te arrepentirás lo que queda de tu vida. No temas a la muerte, porque todos estamos muriendo a mayor o menor plazo. Solo queda una opción: hacer de nuestra vida algo que valga la pena. Siempre.

________________

#LasMentirasDelJefe

________________

instagram.com/luisavilaok

________________

MARATÓN 1/3

ÚLTIMOS 6 CAPÍTULOS

+18 Las Mentiras del JefeWhere stories live. Discover now