087 | #ROUND 2 (Parte I)

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MARATÓN 1/3

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NATALIE

Me desconecto rápidamente e intento volver a la realidad.

Tengo que advertirles a todos de lo que acabo de ver. El FURIUS es mucho más que un chiche para funcionar en el ámbito sexual.

Me siento sumamente mareada y aún siento que mis fosas nasales huelen a tierra, sangre y pólvora.

Pero Sophia ya no está conmigo.

Y yo no estoy en la terraza.

Sino en el asiento de atrás de un auto.

Nick conduce a toda prisa.

—¿Qué...sucede?—le digo.

—Bonita hora para ponerte a jugar. De todas maneras, Vicent nos advirtió que no te desconectemos—me explica.

—¿Pero qué es lo que está pasando?—le exijo saber.

—Kaneki está en camino. Lograron encontrarte.

—¿Por el...casco?—le pregunto.

—No. Estamos geolocalizados con un jodido implante que corre por vía sanguínea. Vicent no consigue desactivarlo, pero sí modificar las coordenadas para que no nos encuentren.

—Pero ustedes sabían que ellos acudirían ahí para encontrarnos—le explico lo obvio.

—Exacto—añade Nick y observo una sonrisa plagada de malicia en su rostro cuando me responde—: Tenemos una sorpresita preparada para ellos.


KANEKI

Estamos aquí.

No tenían otro lugar dónde esconderse, tarde o temprano llegaríamos pese a que tiraron abajo todo el trabajo duro que hicimos.

Ya hay dos autos fuera cuando llegamos. Uno de esos, lo reconozco. Pertenece a Nicholas.

—Peinen todos los pasillos, tráiganlos inmovilizados—les digo a mis hombres.

Decenas de ellos ingresan. El grupo de informáticos está en una camioneta alrededor, a fin de romper las cláusulas de seguridad que puedan proteger la casa.

Se consigue abrir las puertas.

Una vez dentro, mis hombres levantan las armas y respiro nuevamente el olor de este lugar que tantos billetes me ha dado. Es hora de que empiece a regenerar de nuevo.

La pantalla en repeción, el mostrador, el juego de sillones, las obras de arte que traje de mi último viaje a Hong Kong, punto exacto entre los negocios y el sexo.

Enciendo un puro y me dejo caer en el sillón.

Cuando escucho que empiezan los gritos.

Y la pantalla en la pared se enciende.

—Hey, Kaneki.

El rostro de Magda toma forma y me deja helado.

No puede ser.

Ella murió.

Me aseguré de que encuentren partes de su cuerpo en los restos de la isla.

Pero ahí está, con sus ojos inmensos, el cabello cortado en regla y los pómulos filosos.

¿Desde dónde está grabando?



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+18 Las Mentiras del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora