043 | #BENDECIDA (+18)

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ADVERTENCIA DE CONTENIDO EXPLÍCITO

SE RUEGA DISCRECIÓN

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NATALIE


¿Qué demonios estoy haciendo contigo?

Ojalá tus palabras sean ciertas. Hoy, prefiero creerlas.

Porque de otra manera, no podría dejarme caer entre tus brazos, dentro del auto y extasiada de tus besos.

No podría permitir que inclines el asiento de acompañante hacia atrás, me envuelvas en tu cuerpo macizo y recubras toda mi boca con la tuya.

Si no te creyera, no dejaría que tu barba incipiente bese la curva de mi hombro mientras te deshaces de mi blusa al tiempo que la prominencia de tu entrepierna presiona la mía, entregada y deseante.

¿Por qué no puedo impedir que me quites la blusa y la arrojes al asiento de atrás? ¿Por qué creo en tus besos que reposan en la sensible piel de mis pechos, endurecidos y en medio de un estallido de sensaciones electrizantes?

Enloquecería si no me dejase absorber por tu boca cargada de avidez, mordisqueando y deshaciéndose de mi sostén.

Hasta que por fin encuentras mi pezón. Lo lames con la punta de tu lengua mientras la barba me roza alrededor. Debo sujetarme de los alrededores del auto para no sucumbir a la intensidad que provocas en mí.

Dejo que tus manos conduzcan mis piernas hasta cerrarlas alrededor de ti mientras deshaces el botón de mi jean y lo bajas, logrando quitarlo y descalzarme. No sé bien hacia dónde lo arrojas ya que, cuando intento espiar bajando la mirada, ya están tus ojos de lobo espiando mi gesto en el segundo antes de introducir tu boca descontrolada entre mis piernas.

Un gutural gemido escapa de mi garganta al sentirte entrar. Me dejas sin habla. Enloquecida. Ya no encuentro de dónde más sujetarme al sentir esa lengua que instantes antes jugueteaba con mis pezones, ahora rodea suavemente alrededor de mi vagina, palpitante y ávida de mi jeffersonismo favorito.

Siento la manera en que te abres camino con dos dedos, hasta mordisquear la zona más infernal de todas. Encuentras mi clítoris, lo saboreas, lo rozas con tus dientes, lo presionas, me empujas al desenfreno.

Una de mis manos desciende y te toma del cabello para tironearlo y empujarte más hacia adentro.

Más.

Y más.

Y... Santo cielo.

Mi pelvis se mueve al ritmo en que tu lengua me penetra, mi respiración es un torbellino de aire que no alcanza a cubrir todo el oxígeno que necesito.

Una de mis manos se dirige a la traba de una de las ventanillas empañadas y la hace bajar. Aún así no alcanza a darme un respiro entre las oleadas de placer mientras me penetras.

E introduces un dedo.

Aún jugueteando con mi clítoris, uno de tus dedos se introduce en mi interior, arrancándome un pequeño farfullo de dolor, seguido de una sensación placentera similar a una estampida de caballos corriendo en mi interior.

Mi mano se sujeta de la ventanilla baja cuando tu boca asciende y se posa sobre la mía. Te recibo. Tu beso es dulce y ardiente, pero noto que aún así tu concentración está puesta en mi entrepierna.

+18 Las Mentiras del JefeWhere stories live. Discover now