Louis es invitado a ver el partido de Inglaterra vs Croacia, en la copa del mundo. Tiene un accidente en las escaleras y un lindo rizado es quien le ayuda en ese patético y vergonzoso momento.
Había algo en ese chico que le había dejado anonadado...
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Ellos llegan a casa de Harry dos horas después de que el vuelo del ojiazul aterrizara en LA, el tráfico de la ciudad había sido un infierno, pero en palabras del rizado, no estaba tan mal, había veces peores. Mientras entran a la casa de Harry, en lo único que puede pensar Louis es que huele a aeropuerto y no le agrada para nada.
En cuanto el rizado ha cerrado la puerta de entrada y deja la maleta de Louis a un costado de esta, Louis se dedica a observar el lugar. La verdad es que no ha cambiado para nada, con muchísima suerte, Harry ha agregado unos cuadros y unos cojines extras al sofá, ya que tiene una pequeña obsesión con los cojines que ya ha aceptado.
El lugar está templado, no excesivamente y eso es agradable, ya que el clima fuera es asquerosamente humedo. Harry se posiciona a tras Louis y besa su cabello, Louis le mira y sonríe abiertamente.
—¿Qué tienes para nosotros hoy? —Pregunta entrelazando sus manos con las del rizado que reposan en su vientre.
Harry hace un sonido de afirmación y lo ciñe más hacia sí.
—Pedí comida japonesa y debería estar aquí en máximo quince minutos. Abriré una botella de vino y tengo helado de vainilla para el postre.
—Uhm suena perfecto la verdad—Louis se permite relajar su cuerpo contra el de Harry por un momento—aunque me gustaría tomar una ducha antes, odio como huelo después de volar.
—Hueles delicioso—le contesta el rizado enterrando su nariz en su cabello haciéndole reír. —Pero de todas formas el baño esta por aquí, sígueme.
Se separan y Harry espera que Louis coja sus cosas de la maleta y lo guía por el pasillo hacia la parte trasera de la casa, el baño está a la misma temperatura del resto de la casa y es delicioso.
—Aquí—señala Harry hacia un armario a su izquierda—están las toallas, siéntete libre de usarlas.
Se inclina para abrir las puertas de su gran ducha y mueve las manijas hasta que hay agua tibia saliendo de muchos grifos a la vez. Louis se asombra, no había visto ninguna ducha que se le parezca. Harry parece ver su expresión ya que se ríe, toma el rostro del ojiazul entre sus manos y besa cortamente sus labios.
—Tómate el tiempo que necesites, te estaré esperando en la sala.
Lo único que Louis puede hacer antes de que Harry salga del baño, es asentir estúpidamente.
Tras quitarse la ropa, se mete dentro de la ducha sintiendo como el agua choca contra muchas partes de su cuerpo al mismo tiempo. La sensación es, simplemente maravillosa y Louis no pierde por nada el relajarse mientras masajea su cabello con el shampoo de Harry y se lava bien, cada parte de su cuerpo.
Diez minutos después, apaga el agua y toma una de las toallas del estante, secando la mayor parte de su cuerpo que puede. Cuando está vestido y con los pies secos, sacude su cabello y sale del cuarto del baño dejando la puerta abierta para que el vapor se disperse un poco.
Efectivamente, Harry le está esperando en la sala. En la mesita de centro hay varias cajas de comida china abiertas, hay cubiertos y también palillos. Una botella de vino tinto está descansando en el centro junto a dos copas de cristal. El rizado le da una mirada a Louis cuando entra al lugar, toma la toalla que tiene el ojiazul entre sus manos y la deja reposando en el respaldo de una de las sillas altas que tiene en la cocina.
—Esto huele delicioso—Comenta Louis mientras se acerca hacia la sala y se deja caer en uno de los mullidos cojines que Harry ha dejado ahí para ellos.
El rizado se sienta a su lado y llena hasta la mitad ambas copas de vino, tendiéndole un de ellas a Louis.
—Gracias—Louis besa su mejilla en agradecimiento.
—Sírvete. Debes tener hambre.
Sí—piensa el ojiazul—pero de tu pene.
En vez de eso, simplemente asiente y toma un cartón con arroz y salteado de verduras.
Ellos comen entre conversaciones sobre los días en los que no se han visto, en cómo las canciones de Harry avanzan cada vez más tomando forma, como ha quitado algunas y ha agregado otras. El rizado le comenta que su inspiración ha estado viniendo en grandes cantidades el último tiempo.
Louis responde las muchas preguntas que el rizado le hace sobre el comunicado, si alguien había sido malo con él o si habían hecho comentarios ofensivos hacia él. El ojiazul simplemente le dice que está bien, que está feliz y satisfecho en cómo están funcionando las cosas hasta ahora. También le cuenta que ha finalmente ha firmado con un equipo y cuando Harry pregunta donde se irá finalmente, Louis traga saliva y contesta;
—Creo que tendrás que ayudarme a buscar un lindo apartamento en la ciudad, o tendrás que darme alojamiento un par de días mientras consigo algo propio a fin de año.
Harry tarda un poco en entenderlo, porque frunce el ceño mientras bebe de su vino. Entonces, algo parece hacer click en él, sus ojos yendo directamente hacia Louis exageradamente abiertos.
—¿Te vienes a Los Ángeles?
Su voz suena algo chillona y Louis solo puede asentir mientras ríe suavemente.
—Así es, estaré aquí a fin de año, quieren que comience a jugar para ellos en primavera.
—¡Oh por dios, eso es genial Lou!
Louis tiene que sujetar con muchísima fuerza su copa para que no se derrame, porque cuando Harry lo abraza se balancea un poco, pero logra mantener el equilibrio por poco.
—Me tendrás a tu alrededor. —Comenta Louis.
Harry lo mira, lo ve a través de esos hermosos ojos verdes que están volviendo loco al ojiazul poco a poco. Harrylo ve y a Louis le gusta cómo se ve a través de él.
—Eso será lo mejor que me pueda pasar.
Entonces lo está besando, nada violento, no hay choques de lenguas, ni de dientes. Son solo sus labios recorriéndose, amándose, recordándose. Louis suspira, su cuerpo se vuelve flojo y se funde en ese beso que promete mucho más de lo que las palabras puedan expresar. Muchísimo más.
