» cuarenta y nueve

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El tiempo es una cosa increíblemente efímera

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El tiempo es una cosa increíblemente efímera. Louis lo ha aprendido a medida que ha crecido, desde el día en que su padrastro, quien le dio su apellido dijo que se verían pronto y nunca fue así, desde que su madre enfermó, hasta el día que murió, desde el día que conoció a Harry, hasta hoy.

Es veintiocho de septiembre, el día de su boda, el día, donde se unirá al amor de su vida, para siempre.

Está terriblemente nervioso e irremediablemente ansioso. También está un poco cansado, pero es a causa de los chicos y la despedida de soltero que les organizaron a ambos. Louis tiene unos recuerdos borrosos de lo que sucedió anoche, pero lo que sí recuerda es a un Niall ebrio cantar "baby one more time" de Britney Spears mientras se desnudaba en el escenario de un karaoke, también recuerda a un Zayn medianamente ebrio y definitivamente drogado sonriendo y aplaudiendo mientras su novio le lanzaba la ropa a la cara. Y por supuesto recuerda a Liam negando y sacándolos de allí antes de sean arrestados por exhibicionismo.

Fue una buena noche, una bastante buena. Estuvo sentado en el regazo de Harry durante horas, bailaron, cantaron y bebieron. Todo, mientras disfrutaron con sus amigos. La verdad es que Louis tuvo dos despedida de solteros, las que organizaron sus amigos de toda la vida, junto con los chicos de su equipo y la que organizó Niall ayer por la noche.

Definitivamente la de anoche fue la mejor de todas.

Se observa en el espejo del baño, este medianamente empañado con el vapor del agua caliente que utilizó para darse una ducha, Louis observa la marca de amor que tiene en el pecho, en el brazo y en las caderas, están desapareciendo pero allí siguen, medianamente visibles, un recordatorio de que Harry continuará haciéndolas por todo lo que le resta de vida. Sonríe, se ve a sí mismo sonreír, su pelo revuelto, mojado y comenzando a gotear por sus hombros. Suspira, sabiendo que este día será el mejor de todos.

Sigue sin creer que va a casarse con Harry. El chico que le ayudó en las escaleras cuando cayó ebrio, a quien besó en una fiesta privada en Rusia, a quien le entregó su confianza, su corazón y todo lo que tiene.

—Voy a casarme—le susurra a su reflejo, sonriendo como un idiota—voy a casarme con el amor de mi vida.

A su derecha, la puerta es tocada, suavemente. Quita la mirada de su reflejo y se vuelve hacia la madera.

—¿Sí?

—¿Has acabado de ducharte Lou? —pregunta Louisa desde el otro lado, la estilista y amiga de Harry y suya, quien se ha ofrecido a hacer su cabello para este día—Hay que comenzar ahora, para que no nos atrasemos.

Asiente, pero se reprocha de inmediato al darse cuenta de que ella no puede verlo. Se ríe de su estupidez y abre la puerta del baño saliendo de él.

—Estoy listo.

Ella asiente y le tiende una bata blanca con su nombre en ella. En la espalda tiene la frase "#NOVIONÚMERODOS" que Harry decidió que debían usar para sus fotos de recuerdo. Se ríe, pero terminó accediendo de todas formas, porque no hay nada en el mundo que le haga decirle que no a ese muchacho rizado. Jeremy, el fotógrafo de la boda, le toma varias fotos mientras se coloca la bata, luego con la bata puesta y mientras Lou le arregla el pelo.

Shit, I'm Stupid » lsWhere stories live. Discover now