» cuarenta y cinco

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Luego de los días libres que tuvo luego de año nuevo, Louis volvió a su entrenamiento

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Luego de los días libres que tuvo luego de año nuevo, Louis volvió a su entrenamiento. El cual se volvió cada vez más exigente y extenuante, volvía a casa cada tarde, completamente destrozado, con el solo pensamiento de tirarse a su cama y dormir lo que le restase de día. Ni siquiera tenía ánimos para comer algo o peor aún, prepararlo, así que, sabiendo que no podía depender de las comidas instantáneas ni de las comidas rápidas y siendo la mierda perezosa que es, decidió contratar un nutriólogo especialista en dietas deportivas. Alex Rints se volvió su mejor elemento y le indicó comidas ideales para su organismo y su entrenamiento. Le derivó a un chef quien se encargaba de preparar cada semana platillos contundentes, llenos de proteínas y carbohidratos buenos para su salud.

Costaba un poco, más de lo que estaba acostumbrado en gastar, pero le había servido muchísimo. Así que los meses siguientes se olvidó de cocinar y compraba cosas específicas para su nevera y despensa. Harry había tenido dos meses de descanso en su gira, una pausa antes de partir a Asía y Latinoamérica, se había quedado con Louis todo ese tiempo y cocinó para ellos cada día, siguiendo recetas que Alex le envió por correo electrónico y premiándolo con postres ricos y sanos. Luego, cuando su chico se fue y volvió a su rutinaria y solitaria vida, y se enfocó en ser el mejor.

En cada entrenamiento, en cada partido, en toda ocasión posible, se cercioró de demostrar sus capacidades, de exponer su talento y de alardear de sus avances. Quería que sus jefes, que todo el cuerpo deportivo que le contrató, notase que no se habían equivocado con él y de paso, abrirse puertas para unos mejores trabajos en un futuro. Y lo había logrado, ganando doce de los dieciséis partidos clasificatorios y eliminatorios de la temporada. Siendo la estrella goleadora y apoyando a su equipo en todo momento.

Así fue como llegó a ser puntero en la tabla de goles de los clubes de su nivel. Es por ello, que su entrenador está viéndole a los ojos mientras está dando las instrucciones en el camerino del equipo. Enfatizando en las debilidades de sus oponentes y recordándoles que son los mejores.

Louis observa a su alrededor. Sus compañeros escuchando atentamente al entrenador, con los cuerpos vibrantes y una mezcla entre excitación y nerviosismo. No los culpa, pues él está exactamente igual. Es el último partido de la temporada, el decisivo. Si ganan este juego, son los campeones internacionales, serán los mejores. Así que es totalmente comprensible que todos ellos estén deseando darlo todo en la cancha. El ojiazul sabe que fuera, en las gradas están todas las personas importantes para él: Harry, Dan, sus hermanas y hermanos y los chicos. Todos sus amigos, los que comparte con Harry y los de toda su vida. Aún no les ha visto, pero recibió mensajes de todos diciéndole que están sentados y en espera de verlo en acción. Olly y George diciéndole que si él gana pagará las cervezas. Niall enviándole una fotografía donde salen todos, incluyendo a su hermoso chico. Harry le envía una foto que le hace reír, tiene puesta una camiseta con su número y su apellido en la espalda.

Louis no lo dice, pero algo se revuelve en su pecho al ver a Harry portar su apellido.

Los minutos previos que quedan, los dedican a estirar, cantar y darse ánimos. Luego, están formándose y saliendo del camerino, para posteriormente llegar a la cancha. Los gritos y aplausos de los fanáticos suenan por todos lados, Louis siente su cuerpo vibrar completamente, sintiéndose maravilloso. Hacen un par de estiramientos, cantan el himno nacional y luego se posicionan, un pitazo más tarde y el juego ha comenzado.

Shit, I'm Stupid » lsWhere stories live. Discover now