Louis es invitado a ver el partido de Inglaterra vs Croacia, en la copa del mundo. Tiene un accidente en las escaleras y un lindo rizado es quien le ayuda en ese patético y vergonzoso momento.
Había algo en ese chico que le había dejado anonadado...
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Se siente extraño. No es solo por el lugar o las personas, es simplemente todo. Desde el traje azul oscuro que está usando, hasta el hecho de que Harry aún no ha llegado. Louis es totalmente consciente de las miradas que está recibiendo "disimuladamente" de los presentes. Está de pie, a un lado de las escaleras de entrada a la vieja casona donde se estará llevando a cabo la boda de Gemma, la hermana de Harry, solo. Porque su precioso e impuntual novio no ha llegado. Según su último mensaje, le decía que no encontraba sus zapatos. ¿Quién jodidos pierde los malditos zapatos antes de una boda? Pues Harry.
Suelta un resoplido por lo bajo y se estira el cuello de la camisa con poca delicadeza. Está aburrido, nervioso y tiene hambre. La verdad es que estaba tan nervioso por el día de hoy que no fue capaz de ingerir alimento alguno, así que ahora está sufriendo las consecuencias de ello. Observa con fastidio su reloj de muñeca y este muestra las cuatro y quince, Harry tiene quince jodidos minutos para llegar, porque él no entrará solo a esa boda. No señor.
No sabe específicamente cuanto tiempo ha pasado, pero pronto hay un auto deteniéndose frente a la acera y un muy acelerado Harry sale del interior. Observa a su alrededor por unos momentos y luego está sonriendo al ver a Louis. Ellos no se habían visto, no desde que Harry se fue de gira. Así que Louis no culpa a su corazón cuando éste comienza a saltar desesperado contra su pecho al ver a su chico y claramente no detiene la sonrisa que se apodera de su rostro, ni la calidez de sus ojos. Pero sí se ríe fuertemente cuando Harry, en un intento de llegar más rápido a donde se encuentra, tropieza con sus largas piernas y cae de rodillas al césped.
—¡No te rías y ayúdame estúpido! —Chilla desde el suelo.
Sin dejar de reír, Louis se acerca hacia él con rapidez, pero siendo cuidadoso de no caer, sería bastante irónico y cómico que él también cayese. Cuando está frente a él, estira su mano y lo ayuda a ponerse de pie. Harry revisa su traje, su rostro mostrando preocupación, pero relajándose visiblemente cuando nota que todo está bien y que no ha arruinado nada. Luego, eleva su vista y observa a Louis, quien está sonriente y esperándolo con los brazos abiertos. Harry vuelve a chillar y antes de que Louis tenga tiempo de decirle que se calle y no haga una escena, el rizado se ha lanzado a sus brazos y enredado sus piernas a la cintura del ojiazul. Sus labios encontrándose de inmediato.
Louis agradece mucho el tener buenos reflejos y fuerza en sus brazos. Porque Harry no es precisamente peso liviano y claramente es más alto que él, pero eso no le impide sujetarlo por bajo el trasero y besarlo a su manera. Siente los ojos de los demás en su nuca, pero no le importa. Nada le importa ahora, más que tener a Harry en sus brazos. En cuanto se separan, Louis le mira a los ojos y no evita sonreír, genuina mierda, él verdaderamente lo había extrañado muchísimo, más que muchísimo vale decir. Cuando Harry finalmente se baja de su cintura y tira de él para un nuevo abrazo, el ojiazul aprovecha para inhalar el aroma del perfume del rizado. Dios, ama su aroma.
—Te he extrañado mucho. Casi no es sano. —Le dice Harry al oído.
Louis se separa de él y coge entre sus manos el rostro de su chico. Le da un pico en los labios y le sonríe.
